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El modelo de basuras y aseo en Bogotá podría estar próximo a cambiar debido a la negativa reciente de la Comisión Reguladora del Agua y Saneamiento (CRA), sobre la renovación del esquema actual en la capital del país. La decisión se da en respuesta a una solicitud que hizo Distrito en enero, a través de la UAESP, para extender el modelo actual basado en las áreas de servicio exclusivo (ASE).
Tal y como lo contempla la norma, el Distrito radicó la solicitud a la entidad nacional para obtener la autorización de extender el contrato de recolección de basuras y aseo, el cual caducará en 2026. En dicho requerimiento, el Distrito expuso la necesidad de que la capital continuara con el modelo actual, aunque formuló cambios en la interventoría y las condiciones de los contratos con los operadores de basura, con el fin de mejorar la experiencia del servicio.
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Sin embargo, las razones del Distrito no convencieron a la CRA, por lo cual emitió una resolución negando el requerimiento. La explicación de la comisión residió en que, de acuerdo con la documentación presentada por la UAESP, no hay evidencia suficiente para demostrar que la ciudad necesita continuar con este modelo.
En concreto, la CRA argumentó que el modelo de las ASE, “en razón de la proyección del aumento en el número de usuarios de menores ingresos del servicio de aseo en Bogotá, y su posible localización, no se ajusta a las exigencias de las disposiciones vigentes”. Por lo tanto, para la comisión no está tan claro el raciocinio del Distrito, mediante el cual se asegura que un modelo distinto a las ASE podría reducir la cobertura de aseo en las zonas más desfavorecidas de la ciudad.
Asimismo, la CRA consideró que el modelo de ASE formulado por la UAESP presenta graves inconsistencias financieras que lo hacen inviable e incorpora nuevas tarifas que, al menos por ley, no deberían ser cobradas a los usuarios del servicio.
Tras la negativa, el Distrito informó que apelará la decisión de la entidad, pues está convencida de que las ASE son la mejor opción de Bogotá, en vez de un modelo de libre competencia. Sin embargo, el tiempo está demasiado justo, ya que el próximo año se vence la licitación vigente y, en caso de que la ciudad deba mudar de modelo para la recolección de basuras, el margen de transición sería todavía más estrecho.
¿Qué son las ASE?
Las ASE son en esencia una o varias áreas en la Ciudad Capital donde solo las empresas adjudicatarias, mediante contrato con el Distrito Capital, pueden ofrecer y prestar el servicio público de aseo por hasta ocho años. Estas empresas deben ampliar la cobertura para todos los usuarios, incluidos los de menores ingresos, y cumplir con los niveles de calidad pactados en los respectivos contratos que se lleguen a suscribir.
Actualmente, Bogotá está dividida en cinco ASE, y cada una está a cargo de los cinco operadores de basuras que funcionan en la ciudad (Bogotá Limpia, Promoambiental, Ciudad Limpia, Área Limpia y LIME), además de un número significativo de recicladores.
Hoy Bogotá es la única ciudad del país que opera desde 2018 bajo este esquema, por eso, la apuesta del Distrito, con base en los estudios presentados a la CRA, es mantener estas ASE, pero con cambios. Este modelo ha incrementado la cobertura del servicio de recolección de basuras, pero también ha generado algunos inconvenientes.
Las críticas a las ASE
Una gran queja del esquema actual (ASE) radica en la definición de aéreas limpias contemplada en los contratos. La definición, limitada en sus alcances, solo obliga a las empresas a garantizar una logística, con frecuencias definidas, para recoger los residuos domiciliarios y llevarlos al relleno Doña Juana. Por tal motivo, al no incluir otros puntos ni residuos (como la basura mezclada con escombros, conocida como residuos mixtos) hay zonas donde es habitual ver regueros, que debe atender el Distrito.
Para que se haga una idea, la ciudad debe destinar cerca de $25.000 millones al año para limpiar estos regueros. En vista de eso, Consuelo Ordóñez, directora de la UAESP, comentó que en la nueva licitación incluirá nuevos servicios para la recolección de otros residuos, así como la disposición final de muebles y escombros, que hoy no contemplan los contratos.
Sobre este aspecto, el profesor Frank Molano, del Observatorio de Residuos Sólidos de Bogotá, dice que hay otra arista por corregir en la nueva licitación: la rigidez con la que se diseñaron los actuales contratos. “El Distrito se dio cuenta, sobre la marcha, de que varios servicios, fuera de los pactados, los debían asumir los operadores, pero no fue posible hacer ningún ajuste y la ciudad tuvo que asumir los vacíos del contrato”.
Por eso, para la nueva licitación sugiere un modelo más flexible, con cláusulas que le permitan al Distrito, por ejemplo, renegociar las condiciones iniciales, a medida que vayan surgiendo necesidades. La recomendación la comparte Ordóñez, quien dijo que la idea es incluir esa flexibilidad en la nueva licitación.
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Por Redacción Bogotá
