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Moteles denuncian una “infidelidad” comercial de varios hoteles de Bogotá

Por cuenta de la cuarentena han cerrado 150 moteles. Los sitios más afectados han sido El Restrepo, Venecia y La Sevillana. El sector hotelero también sufre los estragos, por falta de turistas, pero aprovechando el COVID, estarían prestando servicios que normalmente no prestan. La esperanza para ambos es que arranquen los pilotos que permitan su reactivación.

Redacción Bogotá

28 de julio de 2020 - 11:00 a. m.
Las esperanzas de quienes hacen parte de este negocio están depositadas en una eventual reactivación.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
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No solo los moteles se han visto afectados. También toda la cadena productiva relacionada a su actividad, como guardias de seguridad y tiendas de artículos eróticos. La crisis económica que ha causado la cuarentena ha significado que 150 de estos establecimientos, de los 512 registrados en Bogotá, hayan cerrado sus puertas, situación que se complica cada día, por lo que la cifra podría seguir creciendo.

Si bien, los hoteles también padecen los estragos del confinamiento, al punto de que muchos han estado vacíos por meses, la diferencia con los moteles es que tienen un rango de operación más amplio. Por ejemplo, algunos pueden prestar su servicio a personas que necesitan pasar la cuarentena lejos de su familia, para “prevenir, mitigar y atender la emergencia sanitaria”, como lo explica la directora del Instituto Distrital de Turismo (IDT), Károl Fajardo.

En la fachada de muchos establecimientos hay letreros de protesta en contra de la falta de ayudas que ha tenido su gremio en medio de esta crisis económica.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

No obstante, Jhon Alvarado, presidente de la Asociación Nacional de Propietarios de la Industria Hotelera en Colombia (Inhotecol, que agremia a los moteles), denuncia que los hoteles estarían aprovechando el permiso para prestar el servicio que históricamente ha caracterizado a su negocio: el alojamiento por horas.

Y para sustentar su declaración, menciona una página web (ByHours.com) en la que se pueden hacer reservas por tres, seis y 12 horas. En esta página aparecen hoteles como el Estelar la Fontana, Hotel 100 Luxury y Four Points Sheraton, entre otros. El Espectador hizo el intento de hacer una reserva y no encontró restricciones relacionadas al COVID-19.

También se estableció contacto con una reconocida cadena hotelera para alquilar una habitación por horas. El asesor no solo reconoció que prestaban el servicio sino que se trataba “de un plan por el COVID, ya que la gente a veces necesita trabajar o descansar unas horas”. Al preguntar si había restricciones por la cuarentena, dijo que a los huéspedes solo les pedían su cédula y el dato de su EPS. Eso sí, aclaró que se están aplicando protocolos de bioseguridad, como limitar el acceso a no más de dos personas por habitación.

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Los moteles se han adelantado a la eventual reactivación y ya han implementado algunas medidas de bioseguridad, las cuales están basadas en el modelo de hotelería español.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Ante esta situación, Gustavo Toro, presidente ejecutivo de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), asegura que “los hoteleros no son la autoridad para decir si una persona puede o no llegar a un hotel. Suponemos que si la persona llega es porque las autoridades se lo permitieron. Nosotros no hacemos ese control”. Toro agrega que la hotelería está en el grupo de excepciones descritas en el decreto 990 de 2020, donde también se encuentran otras actividades como el comercio al por mayor y al por menor, los museos, las bibliotecas y las peluquerías. A esto agrega que no existe una normativa que les impida alquilar habitaciones por horas, y que de hecho ya lo venían haciendo con clientes que, por sus horarios de vuelo, demandaban este tipo de servicios

Sin embargo, el mencionado decreto establece que en los municipios con moderada o alta afectación, como es el caso de Bogotá, su operación debe estar antecedida por planes piloto, los cuales no se han realizado en la ciudad, por lo que los hoteles solo deberían prestar su servicio en el marco de la atención de la emergencia del COVID-19. Mientras tanto, con las mencionadas excepciones, están funcionando con las piscinas y los gimnasios cerrados, así como las mesas de sus restaurantes distanciadas y la facilidad del servicio a la habitación.

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La situación ha sido tal que más de un centenar de moteles se ha visto obligado a cerrar, de manera definitiva, en Bogotá. Los que aún sobreviven se mantienen con los limitados recursos de su caja a la espera de que el Gobierno les brinde opciones para volver a operar.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Alvarado, por su parte, menciona que los moteles en Bogotá ya se encuentran en un “punto negativo”, en el cual la quiebra es inminente. “Estos 150 establecimientos se liquidaron por completo, ya no tienen nombre ni personal. Entre los que aún permanecen. les ha tocado despedir a sus trabajadores. Esto se ha convertido en algo inmanejable”, expresa.

Una esperanza: la reactivación

Hay quienes se resisten a abandonar del todo sus negocios, pues guardan la esperanza de que pronto se autoricen los pilotos que les permitan reactivar sus establecimientos. Tal ha sido la expectativa de los moteles, que hasta han preparado una serie de protocolos de bioseguridad, basados en la industria del alojamiento en España. Este incluye la toma de temperatura de los huéspedes antes de ingresar, la desinfección de su calzado y el uso de fundas antifluido para almohadas y colchones.

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Además, de la eliminación de los muebles con finalidades eróticas, para que solo quede la cama y el televisor. La tecnología tendrá un papel protagónico, pues, para evitar el contacto, los huéspedes tendrán que hacer el check in desde una aplicación, que servirá para comunicarse con el personal del establecimiento, por si llegan a necesitar algo en su estadía.

Los hoteles también depositan sus esperanzas en una eventual reactivación, especialmente la que tiene que ver con el transporte terrestre y aéreo. A diferencia de los moteles, estos derivan del turismo un significativo porcentaje de sus ingresos, por lo que el inicio de las conversaciones para los pilotos del retorno a la operación comercial del aeropuerto El Dorado, lo cual sucederá el 15 de agosto, es una noticia positiva para este sector.

Al respecto el IDT dijo a este medio que “la aplicación de los pilotos de reapertura gradual de las actividades económicas están sujetos al aplanamiento o descenso de la curva de contagio, en cumplimiento con lo establecido por el Gobierno Nacional”.

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Lo cierto es que con cada día que pasa peligra la permanencia de las empresas relacionadas al alojamiento. Las que aún permanecen a flote es porque han ido agotando los recursos de su caja, pero estos son limitados y crecen las posibilidades de una quiebra inminente, lo que se traduce en la afectación de las familias que obtienen su sustento de esta actividad.

Por Redacción Bogotá

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