Cada vez más, Bogotá le apuesta a un modelo de salud que vea más allá de la visita a un consultorio y la prescripción de un medicamento. La idea de que la salud depende, además de las circunstancias particulares de cada paciente, de determinantes sociales, culturales y ambientales, toma fuerza en la ciudad y empieza a reflejarse en los servicios de atención del Distrito.
Así lo plantea el modelo MÁS Bienestar, que busca ofrecer una atención en salud más allá de un servicio clínico en el cual la naturaleza cumple un papel fundamental. En ese marco, la estrategia, conocida como de “prescripción social”, tiene el objetivo de conectar a los pacientes con actividades comunitarias y recursos por fuera de los servicios clínicos, ha empezado a ganar terreno y busca posicionarse como una política pública de largo aliento.
La naturaleza como remedio y terapia
Uno de los componentes más visibles de esta apuesta son las denominadas Terapias de Naturaleza. Inspiradas en los baños de bosque japoneses, ofrecen caminatas guiadas, ejercicios de respiración e inmersión sensorial en zonas verdes y se han convertido en alternativas para miles de bogotanos y bogotanas. De acuerdo con el Jardín Botánico y la Secretaría de Salud, con corte al 24 de noviembre, más de 5.000 personas asistieron a una sesión.
Las terapias, dirigidas a jóvenes, adultos, personas mayores y grupos con necesidades específicas, han sido presentadas como una alternativa para aliviar el estrés urbano. En ese contexto se destacan las sesiones destinadas a pacientes con cáncer, que buscan acompañar emocionalmente el proceso de diagnóstico y tratamiento. Señala la Secretaría de Salud, que un buen porcentaje de participantes reportan disminución de ansiedad y mayor sensación de bienestar que difícilmente encuentran en otro contexto.
Si bien es un hecho que la estrategia ha sumado participantes y, aún no se conocen evaluaciones independientes que permitan medir el impacto de las intervenciones frente a otras formas de apoyo psicosocial.
El secretario de Salud, Gerson Bermont, defendió la estrategia asegurando que se trata de una manera concreta de ampliar las opciones de cuidado: “Más de 5.000 personas ya han vivido las terapias de naturaleza y han encontrado, aunque sea por unos minutos, otra manera de relacionarse con la ciudad y consigo mismas”. Para el funcionario, la integración entre cultura, deporte, ambiente y salud debería convertirse en una ruta cotidiana y no en un complemento ocasional.
Por otro lado, más allá de las terapias al aire libre, se busca una articulación con el sector salud tradicional. Virrey Solís IPS y Salud Total EPS empezaron a sumarse al modelo con acciones dirigidas a la primera infancia. En ese contexto, se busca que cuando un profesional identifique alertas en el desarrollo de un menor de entre 0 y 5 años, puede remitirlo directamente al programa “Movimiento de 0 a 5 años”, del IDRD, que contempla dos meses de actividades de estimulación y una valoración final que mide avances en desarrollo infantil.
La apuesta es ambiciosa: construir redes de bienestar que complementen la atención clínica y mitiguen, aunque sea parcialmente, los vacíos que persisten en los servicios de salud mental.
Partiendo del hecho de que las terapias con la naturaleza intentan abrir un espacio distinto en una ciudad con altos niveles de estrés, desigualdad y problemas de acceso a servicios especializados, la meta será que su alcance pueda expandirse más allá de la administración de turno y llegar a los sitios históricamente relegados.
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