Niegan demanda de tres senadores contra Transmilenio por la Séptima

La construcción de una troncal de Transmilenio (TM) en la Carrera Séptima, que atraviesa Bogotá de norte a sur por el borde oriental, es uno de los planes más controversiales de esta administración. Pese a que esta línea está planteada desde los planos originales de TM  y es una de las faltantes para completar la red que debería tener hoy por hoy el sistema, el plan no había sido tan polémico hasta que esta administración decidió actualizar los estudios de 2007, hechos por la alcaldía de Luis E. Garzón.

Ahora que el proyecto va en su etapa más avanzada, con la licitación abierta y casi 140 oferentes pujando por ocho contratos para construir igual número de tramos para la troncal, los múltiples detractores de la obra buscan la forma de que no se realice.

Hasta ahora los opositores han optado por hacer pedagogía, activismo y presentar recursos legales con los que pretenden tumbar la megaobra. Una de esas acciones legales fue presentada por un grupo de senadores de diferentes corrientes (Angélica Lozano - Alianza Verde; David Barguil - Partido Conservador; Rodrigo Lara - Cambio Radical), quienes demandaron el proyecto ante el Tribunal Administrativo de Bogotá.

El objetivo de la medida era impedir que se llegue a instancias de adjudicación de la licitación de la obra, prevista para marzo de 2019.

No obstante, el juzgado 46 Administrativo del Circuito rechazó la acción popular al considerar que no se allegaron pruebas sólidas que demuestren los perjuicios irremediables a la Carrera Séptima que, según los demandantes, produciría la construcción de una troncal en esta vía.

Según los senadores, la nueva línea de TM no solo impactaría negativamente en la Séptima sino que generaría pérdidas económicas por los $2,4 billones que cuesta la obra ($1.7 billones para construcción, $430.000 millones para adquisición predial y el resto para interventoría). Los congresistas también alegaron perjuicios a los intereses de los habitantes del histórico corredor vial, por lo que solicitaron medidas cautelares para que se suspendiera la obra.

Además de que, en concepto del juez del caso no solo no se allegaron las pruebas para demostrar cada una de las teorías de los demandantes, durante el proceso de interposición de la demanda se presentaron algunos errores de forma, que también cooperaron a que la acción popular no prosperara.

La construcción de la troncal sobre la Carrera Séptima es un hecho y será la obra pública más grande de Colombia cuando arranque. La línea, de 20 kilómetros, irá desde la calle 32 hasta la 200, y se prevé que su construcción va a generar unos 40.000 empleos directos.

El proyecto también contempla la adecuación de 400.000 metros cuadrados de espacio público y 11 kilómetros nuevos de ciclorruta entre calles 100 y 200. Según cálculos del Distrito, la obra incidirá en la movilidad de más de tres millones de capitalinos, 693.000 de los cuales residen en las localidades de Chapinero, Santa Fe y Usaquén.

Como particularidad, la construcción de la troncal no se hará kilómetro a kilómetro, sino en ocho tramos, cada uno con un contrato diferente. El tramo que menos se tardará en quedar listo es el que va de la calle 32 a la calle 70, cuya construcción demorará dos años y ocho meses; por su parte, el tramo más complejo será el que va entre calles 70 y 77, que estará listo cuatro años y tres meses del inicio de la construcción. El resto de tramos tardarán entre tres y cuatro años en quedar listos y, debido al estado de los diseños, el Distrito descartó que se presenten sobrecostos.

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La construcción de una troncal de Transmilenio (TM) en la Carrera Séptima, que atraviesa Bogotá de norte a sur por el borde oriental, es uno de los planes más controversiales de esta administración. Pese a que esta línea está planteada desde los planos originales de TM  y es una de las faltantes para completar la red que debería tener hoy por hoy el sistema, el plan no había sido tan polémico hasta que esta administración decidió actualizar los estudios de 2007, hechos por la alcaldía de Luis E. Garzón.

Ahora que el proyecto va en su etapa más avanzada, con la licitación abierta y casi 140 oferentes pujando por ocho contratos para construir igual número de tramos para la troncal, los múltiples detractores de la obra buscan la forma de que no se realice.

Hasta ahora los opositores han optado por hacer pedagogía, activismo y presentar recursos legales con los que pretenden tumbar la megaobra. Una de esas acciones legales fue presentada por un grupo de senadores de diferentes corrientes (Angélica Lozano - Alianza Verde; David Barguil - Partido Conservador; Rodrigo Lara - Cambio Radical), quienes demandaron el proyecto ante el Tribunal Administrativo de Bogotá.

El objetivo de la medida era impedir que se llegue a instancias de adjudicación de la licitación de la obra, prevista para marzo de 2019.

No obstante, el juzgado 46 Administrativo del Circuito rechazó la acción popular al considerar que no se allegaron pruebas sólidas que demuestren los perjuicios irremediables a la Carrera Séptima que, según los demandantes, produciría la construcción de una troncal en esta vía.

Según los senadores, la nueva línea de TM no solo impactaría negativamente en la Séptima sino que generaría pérdidas económicas por los $2,4 billones que cuesta la obra ($1.7 billones para construcción, $430.000 millones para adquisición predial y el resto para interventoría). Los congresistas también alegaron perjuicios a los intereses de los habitantes del histórico corredor vial, por lo que solicitaron medidas cautelares para que se suspendiera la obra.

Además de que, en concepto del juez del caso no solo no se allegaron las pruebas para demostrar cada una de las teorías de los demandantes, durante el proceso de interposición de la demanda se presentaron algunos errores de forma, que también cooperaron a que la acción popular no prosperara.

La construcción de la troncal sobre la Carrera Séptima es un hecho y será la obra pública más grande de Colombia cuando arranque. La línea, de 20 kilómetros, irá desde la calle 32 hasta la 200, y se prevé que su construcción va a generar unos 40.000 empleos directos.

El proyecto también contempla la adecuación de 400.000 metros cuadrados de espacio público y 11 kilómetros nuevos de ciclorruta entre calles 100 y 200. Según cálculos del Distrito, la obra incidirá en la movilidad de más de tres millones de capitalinos, 693.000 de los cuales residen en las localidades de Chapinero, Santa Fe y Usaquén.

Como particularidad, la construcción de la troncal no se hará kilómetro a kilómetro, sino en ocho tramos, cada uno con un contrato diferente. El tramo que menos se tardará en quedar listo es el que va de la calle 32 a la calle 70, cuya construcción demorará dos años y ocho meses; por su parte, el tramo más complejo será el que va entre calles 70 y 77, que estará listo cuatro años y tres meses del inicio de la construcción. El resto de tramos tardarán entre tres y cuatro años en quedar listos y, debido al estado de los diseños, el Distrito descartó que se presenten sobrecostos.

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