Operadores del SITP, inquietos por medidas para reactivar sectores económicos en Bogotá

Voceros de los concesionarios se mostraron preocupados por el rol de "autoridad" que empezarían a ejercer los conductores. Dicen estar intranquilos por el impacto a sus ya frágiles finanzas y piden algún tipo de subsidio al transporte.

Redacción Bogotá - bogota@elespectador.com
26 de abril de 2020 - 08:06 p. m.
Representantes de los concesionarios afirman que, para cumplir con la orden de no superar el 35 % de la ocupación, se requeriría dos veces y media la flota que hoy tiene el sistema de buses azules. / Archivo El Espectador.
Representantes de los concesionarios afirman que, para cumplir con la orden de no superar el 35 % de la ocupación, se requeriría dos veces y media la flota que hoy tiene el sistema de buses azules. / Archivo El Espectador.

La reactivación de los sectores de construcción y manufactura plantea un nuevo escenario en el periodo de confinamiento que atraviesa el país, como forma de ralentizar el avance del coronavirus. Como ya sugirió la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, distintos ámbitos de la capital pueden no estar preparados para acoger a los cerca de 500.000 trabajadores que retornarían a sus actividades. Uno de estos es el transporte masivo, pues el propósito del Distrito es que de ninguna manera los buses de la ciudad superen el 35 % de ocupación. 

Aunque Transmilenio (TM), como ente gestor del transporte público capitalino ya presentó un protocolo para la reactivación de la operación, para los operadores del SITP (buses azules) las medidas suponen muchos retos para un sistema que lleva desde sus inicios sumido en complicaciones financieras y operativas. 

Esa crisis, sin duda, se está agravando debido al déficit que generó la decisión de parar la mitad de la flota durante la primera etapa de la cuarentena. Los operadores del SITP también alegan que el retorno a la operación supondrá un desequilibrio económico mayor, pues los costos de operación se mantienen pero no se podrá movilizar la misma cantidad de pasajeros de un día típico. 

Y es que, en la práctica, la norma de que la ocupación de los vehículos sea máximo del 35 % significa transportar apenas tres pasajeros en un microbús, que tiene capacidad para 12 personas sentadas; a 12 pasajeros, en una buseta que tiene 24 sillas; a 15 usuarios, en un busetón en el que hay 50 plazas, y a 25 personas en los buses padrones, los más grandes, que tienen capacidad para 80 personas entre los que viajan sentados y de pie.

Así las cosas, Milena Martínez, portavoz del concesionario SUMA que opera en Ciudad Bolívar, afirmó que “cumplir con la orden que dio el Gobierno, de que solo salgamos con el 35% de la ocupación, requeriría que tuviéramos cuanto menos dos veces y media la flota que tenemos hoy”. 

La vocera alertó sobre el gran reto que tendrán los operadores para mantener las empresas abiertas con ingresos inferiores al 50 % y resaltó que “todo depende de plata”, por lo que sugiere que así como en todas ciudades del mundo haya subsidios. “Somos conscientes de que esta situación va a permanecer lo que queda de este año. Entonces las empresas no aguantan tener toda esa carga de costos fijos con una movilización de pasajeros tan escasa”, agregó Martínez.

Sin embargo, la situación no es tan sencilla pues, si bien el Gobierno nacional anunció que está buscando alternativas, la primera solución que dio fue que los operadores resolvieran con las ciudades y entes gestores. 

“La respuesta es bastante olímpica, porque ha salido con un discurso que pretende ser jurídico, donde dice que el riesgo de la pandemia no es un riesgo del concesionario, sino del privado. Además el Ministerio de Trabajo nos dice que no se puede despedir a nadie, entonces estamos en una gimnasia de todo tipo para mantener las nóminas, porque no solo es el déficit de haber parado la mitad de la flota, sino el desequilibrio económico que se genera”, puntualizó la delegada. 

También hay otras preocupaciones de los operadores respecto a cómo se va a velar por el cumplimiento de las medidas para evitar el contagio tanto para los usuarios como entre los trabajadores. Daniel Murgueitio, vocero del operador Este es mi bus que presta servicio en la localidad de Engativá, asegura que su principal inquietud es que “aunque se ha hecho toda la prevención que corresponde y hemos acogido las medidas de seguridad, como desinfección dos veces al día, la tranquilidad es con los trabajadores y cómo harán para que se cumpla la medida de cerrar la puerta cuando el bus esté al 35 %”.

Al respecto, Murgueitio aseguró que los trabajadores no pueden convertirse en una autoridad, pues ya tienen suficientes responsabilidades en el cumplimiento de una ruta. “Por esto invito a los usuarios a que se autorregulen, tienen que empezar a acomodarse y ayudar a que se cumplan las medidas”. 

Mismo planteamiento hace Martínez, de SUMA, quien considera que para que la medida se cumpla se requiere de una operación muy coordinada entre el centro de control de TM y los concesionarios, para garantizar que los buses se despachen de forma sincronizada. “Una medida de esas, en Chicó podría funcionar, pero en zonas como Ciudad Bolívar se está descargando una responsabilidad gigante sobre el conductor, pues TM pretende que sean ellos quienes ejerzan la autoridad y garanticen que la distancia entre sillas se dé”.

Otras preocupaciones finales las plantea el vocero de Este es mi bus, quien destacó que si bien el sistema debe empezar a moverse para ver cuánto se puede recuperar, no oculta que hay malestar por el tema financiero. “Estamos en discusión con el ente gestor para ver cómo esto nos puede afectar lo menos posible, pero que tampoco impacte el gasto público. Nos toca recomponer las cargas, no creo que haya necesidad de reevaluar el otrosí que firmamos el año pasado, porque acá hay un cambio en el orden mundial y es algo que no pensábamos cuando firmamos el acuerdo hace unos meses. Con todo esto habrá que reconfigurar el sistema y recomponer las cargas y por eso requerimos de acciones conjuntas con TM”. 

Por último, SUMA, denunció un asunto grave y es que en Ciudad Bolívar, durante las últimas dos semanas, están secuestrando de a 10 buses al día para bloquear las calles y protestar por la falta de ayudas por parte del Estado.

Por Redacción Bogotá - bogota@elespectador.com

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