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Según el último censo de habitantes de calle en Bogotá hay 10.748 personas en tal condición, de los cuales, calculo yo, el 60% vive de recoger entre la basura material reutilizable y hasta me atrevo a decir que todo callejero alguna vez recogió basura vendible para contener platica.
En estricto rigor idiomático “Reciclador” es la entidad o la persona que por medio de un procedimiento químico o físico le devuelve a algunos materiales las características para volver a su ciclo útil. Sin embargo, por extensión se le dice reciclador a quienes participan en el proceso, ya sea recogiendo, seleccionando, comprando o reciclando propiamente.
Así pues, el reciclaje genera una economía piramidal en cuya base están los basuriegos y en la cúspide los capos del negocio, por lo mismo se impone la inequidad y la explotación.
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El basuriego primario recolecta con costal al hombro, a veces encuentra la comida y el vestido en la basura, se droga vendiendo basura, el que tiene carreta es más organizado y gana más porque logra contratas y tiene claro los horarios de colecta rentable. Los profesionales son carnetizados y apoyados por instancias gubernamentales, en Bogotá es la UAESP, estos están en el SISBEN y tienen ahorro pensional, también sienten la competencia discriminatoria de las empresas recicladoras que se quedan con la basura útil del gran comercio y de las grandes empresas.
El basuriego es en muchos casos víctima del sistema de reciclaje, de hecho no se le considera ni para definir las normas, menos para decidir los precios del material; se les paga el producto de acuerdo a lo que decidan los mayoristas.
La alianza tácita entre chatarrerías y expendios de drogas propicia delitos alrededor del reciclaje: robo de cables de cobre y de tapas metálicas de alcantarilla, piezas de aluminio etc.
Los migrantes venezolanos más pobres asumieron con toda el oficio de recolectores, se ven parejas con carretas en las que laboran con los hijitos encima del material recolectado, es decir que desde temprana edad se forman como callejeros. Por cierto son competencia dura para los oriundos recicladores de tradición, por lo mismo ya se han dado enfrentamientos violentos entre oriundos y foráneos.
Describo todo esto llamando la atención de las instancias de salud y sociales que aún no logran incidir en la seguridad, la higiene y apoyos organizativos que fomenten emprendimientos cualificados en el cooperativismo, en cultura ciudadana y en dignidad laboral.
Ciertamente en las alcaldías de Antanas Mockus y de Gustavo Petro se tomaron medidas que favorecieron el gremio. Paradójicamente, acabaron con los vehículos de tracción animal y no los de tracción humana.
Es ignominiosa la tarea pro subsistencia de basuriegos en indigencia, los gobiernos municipales deben intervenir de forma decidida en favorecer la calidad de vida de todos los sectores del sistema reciclador, entre otras razones porque en el mundo actual el reciclar es una necesidad que se ha constituido en un negocio de primer orden.
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