Publicidad

Opinión: Bogotá camina insegura y el alcalde no es Petro

Los jefes de policía en cada municipio y distrito del país son los alcaldes; así lo ordena el artículo 315 de la Constitución Política. Bogotá no es la excepción.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Ricardo Felipe Herrera Carrillo
10 de diciembre de 2025 - 05:48 p. m.
Moto quemada a ladrones en Bogotá, por los mismos habitantes de la zona, justicia por mano propia.
Moto quemada a ladrones en Bogotá, por los mismos habitantes de la zona, justicia por mano propia.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

El homicidio del joven Jean Claude Bossard, a manos de dos atracadores -entre ellos un menor de edad- evidencia una vez más con dolorosa claridad que Bogotá hoy carece de autoridad y de ley.

En febrero pasado —como mencioné en su momento— fui víctima de un robo perpetrado por atracadores motorizados con armas de fuego, interesados únicamente en hurtar el reloj que portaba. Según la hipótesis de la SIJIN, estos delincuentes me habrían seguido durante varias horas: lo iniciaron en el parqueadero donde estacioné mi vehículo —ubicado junto al Centro Felicidad de la calle 82 y donde el encargado sirviera de “campanero”— aguardaron mientras almorzaba en el restaurante Ugly American, en la carrera 9 entre calle 81 y 82, y, luego, cuando regresaba al parqueadero sobre la calle 81 para recoger el carro, me encañonaron para exigirme entregar el reloj. Lo hice de inmediato.

A menos de cien metros de allí —en la esquina diagonal al restaurante Masa— estaban más de diez uniformados realizando controles a peatones y a los vehículos que pasaban por el punto, como medida preventiva ante los reiterados atracos a los comensales del restaurante. Aun así, a una sola cuadra —reitero—, los atracadores, observando a los uniformados en pleno procedimiento, no tuvieron inconveniente alguno en atracarme. Lo que pone en evidencia que hay una omisión con tufo de complicidad o la Policía Metropolitana de Bogotá adolece en manera grave de capacidad real de prevención como de reacción ante el hampa.

Las promesas electorales del hoy alcalde Carlos F. Galán —superar los puntos críticos de basuras, resolver el caos generado por los vehículos mal parqueados y enfrentar la creciente inseguridad— se quedaron en eso. Hoy, en Bogotá, se camina entre basura, entre carros mal parqueados y a merced de los atracadores. Aquello de “Bogotá Camina Segura” es, a estas alturas, tan solo un eslogan vacío de campaña.

El homicidio de Jean Claude Bossard por robarlo, ocurrido a la altura de la calle 108 con avenida carrera 19 de la ciudad resulta inaudito y pone en evidencia, una vez más, las graves fallas de las autoridades de policía capitalinas bajo la dirección del jefe de policía distrital: el alcalde mayor de Bogotá, acompañado del comandante de la Policía Metropolitana.

Quienes perpetraron el atraco y consumaron, infamemente, el homicidio del joven administrador de empresas venían, paradójicamente, delinquiendo en la zona desde meses atrás. Eran conocidos por los vecinos como la “banda de la moto naranja”. Tuvo que morir un ciudadano ejemplar e inocente para que uno de los bandidos fuera abatido y el otro capturado. Sin desconocer la difícil y heroica labor que cumple nuestra Policía Nacional, tampoco puede dejar de advertirse que algo de fondo y grave está fallando en Bogotá.

Recuerdo la alegría de mi familia porque, supuestamente, yo había reaccionado bien frente a los atracadores. Seguramente así fue. Pero Jean Claude también lo hizo, y aun así lo mataron sin piedad. Ya estaba tendido en el piso cuando le dispararon dos veces en el pecho. En mi caso, ganas de dispararme no le faltaron al atracador que me apuntaba en ese momento cuando me ordenó tirarme al suelo y no mirarlo mientras emprendía la huida junto con sus colaboradores, no obstante le había entregado lo exigido.

Jean Claude se dirigía a su apartamento —ubicado en la zona— en donde lo esperaban su madre y su padre que se hallaban de visita en la ciudad, cuando se encontró con “la banda de la moto naranja”, que delinquía a sus anchas por el sector. En su morral no llevaba nada de valor, pero estos individuos le arrebataron, infamemente, la vida a este profesional con posibilidades de vivir y desarrollarse en el exterior, pero que aun así había decidido apostarle a Colombia y, en especial, a Bogotá.

Nada le devolverá la vida a Jean Claude ni aliviará por completo el dolor de su familia, pero honrar su memoria exige que esto no vuelva a ocurrir. Que su muerte injusta sea el límite que obligue a transformar una ciudad que hoy camina con miedo cuando debería caminar segura como lo prometió el entonces candidato Galán y que, ahora, es su deber como alcalde cumplir.

Conoce más

Temas recomendados:

 

Lucila Reyes Sarmiento(21444)Hace 2 horas
De acuerdo. Algo sucede en la Policía de Bogotá. A veces, pareciera que son "amigos" de los malandros.
Mirón(64126)Hace 5 horas
Si la Policía "adolece (sic) de capacidad real", como lo dice el opinador, es porque la tiene. Consultar el DRAE.
Mirón(64126)Hace 5 horas
Si la Policía "adolece (sic) de capacidad real", como lo dice el opinador, es porque la tiene. Consultar el DRAE.
Mirón(64126)Hace 5 horas
Si la Policía "adolece (sic) de capacidad real", como lo dice el opinador, es porque la tiene. Consultar el DRAE.
Mirón(64126)Hace 5 horas
Si la Policía "adolece (sic) de capacidad real", como lo dice el opinador, es porque la tiene. Consultar el DRAE.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.