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Las cuatro Subredes Integradas de Salud de Bogotá, creadas mediante el Acuerdo 641 de 2016, enfrentan hoy una severa crisis, con un déficit cercano al medio billón de pesos, que amenaza el servicio y las coloca en riesgo de intervención por el gobierno. Estas fueron creadas, precisamente para hacerle frente a una crisis similar que en 2016 afectaba a los 22 hospitales públicos de la ciudad, donde las interminables filas desde la madrugada para conseguir una atención eran el común denominador.
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Los malos manejos administrativos, sumado a la corrupción y a la entrega de estas entidades al control clientelista y politiquero, hacen que desafortunadamente hoy la historia se repita. Es la perversa lógica de administraciones indolentes que parecería no les importa que el millón de bogotanos humildes que acuden a ellas, sufran por el deterioro en el acceso y la calidad de los servicios.
La solución a esta crisis, además de sacar la salud de las repartijas clientelares, está en restablecer la red integrada establecida en 2016 bajo el principio de que la unión hace la fuerza. Comenzando por recuperar la agencia de logística creada para las compras conjuntas, que obviamente desmontaron para poder volver al cuestionado menudeo en cada hospital que aumenta los precios y tras del cual se esconde la gran corrupción. Además, hay que recobrar la disciplina presupuestal para que no se siga contratando personal que además de no ser necesario, no se tienen los recursos para financiarlo.
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Es necesario volver a la gobernanza de la Red bajo el liderazgo de la secretaria de salud, quien es la obligada a conducir la política de salud de la ciudad, en lo que, como lo propone la actual administración, se sumen prestadores privados. Para eso se creó el Comité Directivo de Red del cual la EPS del Distrito, Capital Salud, es pieza fundamental. No puede seguir ocurriendo que la EPS y cada Subred actúen cada una por su lado como ruedas sueltas.
Hay que restaurar y fortalecer la extraviada Atención Primaria desde los CAPS, con especialistas cerca de la gente en cada barrio, atención domiciliaria y con horarios extendidos para que los pacientes no tengan que irse para las urgencias de los grandes hospitales a padecer crueles horas de espera. Es indispensable retomar la central única de citas telefónicas, no solo para evitar las inhumanas filas, sino porque permite optimizar el uso de recursos escasos como los especialistas. Así mismo, se debe restablecer la plataforma común de historia clínica electrónica, necesaria para una atención integral de calidad.
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La salud de la población no puede seguir siendo una herramienta de lucha político-ideológica ni mucho menos el botín burocrático y presupuestal de los politiqueros. Esta debe tener un manejo técnico ajeno a los avatares de la política, que ojalá algún día nuestros gobernantes lo entiendan y pongan en práctica. La salud de los bogotanos y de todos los colombianos lo reclama con urgencia.
