
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Meses atrás advertí que líderes emberas sacan provecho de la situación de desplazamiento que viven sus comunidades como consecuencia de la preocupante situación de orden público que viven sus territorios por el conflicto armado, para extorsionar a Bogotá utilizando a las mujeres y niños poniéndolos a mendigar en las calles obligándoles a vivir en condiciones extremas en el Parque Nacional y sometiéndolos a las inclemencias del clima que se vive en la capital del país por las fuertes lluvias.
Tal parece que estos señores poco les preocupa la salud de los menores de edad y las de las mujeres que son quienes tienen que aguantar frío y someterse a las fuertes lluvias que por estos días acompañan los días en Bogotá, especialmente en la zona del Parque Nacional que forma parte de los Cerros Orientales donde reina la humedad.
Por lo visto a estos señores que se hacen llamar “líderes”, solo les importa aprovecharse de su situación de desplazamiento para sacar mayores ganancias, y si esta puede ser en dinero, mejor para ellos.
Debo decir que jamás he visto un solo hombre embera mayor de edad pidiendo limosna en las calles, y las veces que he pasado por el Parque Nacional he notado que la mayoría de quienes se encuentran en el campamento son niños y mujeres. Rara vez se observa a un hombre en este lugar.
Es Bogotá, esta situación está pasando de castaño a oscuro, porque es el Gobierno Nacional, a través del Ministerio del Interior y de la Unidad Para las Víctimas, quienes deben poner solución.
La tarea debe ser apoyada también por el Ministerio de la Igualdad y por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Pero, mejor ni hablar de estas dos entidades que, desde mi punto de vista, no sirven para nada.
Poco se ha visto al Gobierno Nacional a través de las entidades mencionadas anteriormente respaldar la labor del Distrito. Pareciera que están cómodamente hablando desde una cámara de televisión, sin ponerse las botas para ayudar a Bogotá a remediar esta situación.
Pareciera además que el Gobierno Nacional actúa como aquellos papas que engendran niños y duermen tranquilos, mientras son los padrastros quienes les mantienen a los hijos.
Dijo la directora de la Unidad Para las Víctimas, que también es asunto de Bogotá, y no señora, la capital del país está pagando los platos rotos por la ineptitud de un Estado que es incapaz de defender los territorios de los ilegales.
No puede ser que la capital del país esté sometida quién sabe por cuánto tiempo más a la extorsión de unos líderes emberas, que pareciera que solo les importa obtener beneficios personales, pasando por encima de la dignidad de sus niños y mujeres.
