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Opinión: Mutis y Codazzi para el siglo XXI

Con el propósito de celebrar el Día Nacional de la Biodiversidad y honrar la memoria de José Celestino Mutis y Agustín Codazzi.

Carlos Roberto Pombo Urdaneta

28 de septiembre de 2025 - 11:02 a. m.
El Jardín Botánico de Bogotá, nombrado oficialmente Jardín Botánico José Celestino Mutis en honor al astrónomo y botánico José Celestino Mutis.
Foto: Jardín Botánico de Bogotá
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El Ateneo de la Civilidad, el centro de cultura y difusión humanística, técnica y científica de los bogotanos —creado a principios de este 2025— reunió en sus magníficas instalaciones del Parque Museo El Chicó a un puñado de mentes brillantes, hombres y mujeres, con genuina sensibilidad ecológica y conciencia colectiva, que se han tomado en serio los problemas ambientales de Colombia.

Tres entidades hicieron posible este diálogo de saberes: la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, la Fundación Segunda Expedición Botánica (Funbotánica) y la embajada de España en Colombia.

Mutis y Codazzi, el uno naturalista español y el otro geógrafo italiano, nos enseñaron que el entendimiento y la colaboración son virtudes fundamentales para llevar a cabo cualquier empresa. El primero hizo el inventario del país verde que somos a partir de finales del siglo XVIII, y, varias décadas más adelante, el segundo cartografió la nación que éramos entonces, para que supiéramos dónde estábamos parados. Sin la sabiduría de estos hombres habría sido imposible la realización de esas dos gestas que fueron la Real Expedición Botánica (1783-1813) y la Comisión Corográfica (1850-1859).

Ambos contribuyeron a la compresión del territorio vasto, complejo y biodiverso que es Colombia, tan vasto en su geografía que alberga casi el 10% de toda la riqueza natural del planeta. Entendieron, antes que otros, que en la vastedad de nuestro paisaje hay conocimiento, identidad y futuro, ayudando a sentar las bases de la futura República.

Mutis y Codazzi están más vivos que nunca. Sus legados pusieron en el centro de la conversación la posibilidad de que nuestro país se embarque en una nueva aventura que emule, continúe y actualice aquellas hazañas: una segunda Expedición Botánica –levantar un nuevo inventario botánico nacional, como lo soñó el expresidente Belisario Betancur- y una nueva Comisión Corográfica que haga un escaneo físico del territorio, con ayuda de los recursos tecnológicos de los que hoy disponemos.

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Alrededor de estos dos asuntos, se dio la charla entre expertos, a quienes es justo hacerles este reconocimiento: Alberto Miranda de la Peña, Consejero Cultural y Científico de la Embajada de España; Julia Miranda Londoño, exdirectora de Parques Nacionales Naturales; Fernando Carrillo Flórez, exministro de Justicia y vicepresidente primero del Grupo Prisa; María Claudia García, directora del Jardín Botánico de Bogotá; Guillermo Pérez Flórez, director Ejecutivo de Funbotánica; María Helena Botero Ospina: directora del Centro de Estudios Urbanos y Regionales de la Universidad del Rosario; Jorge Iván González, filósofo y economista, exdirector del Departamento Nacional de Planeación; Alicia Montalvo, gerenta de Acción Climática y Biodiversidad Positiva (GACBP) de la Corporación Andina de Fomento (CAF); Germán Pachón Ovalle, director científico de Funbotánica; Sandra Morelli Rico, ex Contralora General de la República; Efraín Sánchez Cabra, sociólogo y doctor en Historia Moderna Latinoamericana, es autor del libro “Gobierno y Geografía. Agustín Codazzi y la Comisión Corográfica de la Nueva Granada”; Gustavo Silva Carrero, catedrático de la Universidad Nacional y editor de la versión ilustrada del libro Peregrinación de Alpha, Manuel Ancizar Basterra, primer secretario de la Comisión Corográfica (1850-1862); Álvaro Tirado Mejía: historiador y escritor, con amplia trayectoria en los campos de la docencia y la investigación; Susana Muhamad González, exministra de Ambiente, politóloga y ambientalista y expresidenta de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad y Augusto Trujillo Muñoz, jurista y presidente de la junta directiva de Funbotánica.

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Apropiarnos de la historia, con admiración y respeto, es el primer paso para asumir cualquier desafío -de autodescubrimiento por llamarlo así- en pleno siglo XXI. Pero hay que hacerlo con ánimo civilista. La civilidad permite reconciliarnos entre humanos y esa reconciliación posibilitará que hagamos las paces también con la naturaleza, de la que depende enteramente lo que venga para nuestra civilización.

José Celestino Mutis murió hace 217 años en Bogotá. Sus discípulos mantuvieron vivo el amor por la naturaleza y la conservación de los recursos naturales, pero además, se vincularon hondamente a la gesta de la independencia, incluso hasta entregar sus vidas. Podemos cerrar los ojos y devolvernos doscientos años en el tiempo. Ahí está él, el hombre sabio que venía de Cádiz, con el asombro del niño que abre por primera vez sus ojos al mundo: “¡Oh, Santo Dios! ¡Cuánto tiempo y constancia se necesitan para ir descubriendo los arcanos de la naturaleza!”.

Es hora de permitir que en el corazón de cada colombiano aniden los espíritus aventureros de Mutis y de Codazzi, pero también el alma civilizadora de la gran Atenea, la diosa griega de la sabiduría y mediadora en los conflictos. La conversación debe continuar.

Por Carlos Roberto Pombo Urdaneta

Presidente de la SMOB. Arquitecto y urbanista experto en el desarrollo histórico, físico y demográfico de Bogotá. carlospombourdaneta@gmail.com
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