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Opinión: Espacio público, también en crisis

A los graves problemas que enfrenta el Sistema TransMilenio y el transporte público individual de pasajeros, a la gravísima situación de inseguridad que tiene agobiada a la capital, se le suma el desgobierno en la tarea de intervenir, recuperar, proteger y gestionar el espacio público. El centro de Bogotá, es la evidencia de que no solo la delincuencia, sino también el desorden ciudadano, se tomó la ciudad.

Ricardo Felipe Herrera Carrillo
12 de septiembre de 2022 - 02:51 p. m.
El centro de Bogotá, es la evidencia de que no solo la delincuencia, sino también el desorden ciudadano, se tomó la capital de los colombianos.
El centro de Bogotá, es la evidencia de que no solo la delincuencia, sino también el desorden ciudadano, se tomó la capital de los colombianos.
Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos Zuluaga

A Bogotá le aplica el título de la obra de Vladímir Lenin (1904): “Un paso adelante, dos atrás”. Durante las dos administraciones de Enrique Peñalosa se dieron -no uno- varios pasos adelante, en temas como el transporte público, seguridad, infraestructura y gestión de instituciones educativas, sociales y culturales, y, de manera especial, tuvo lugar un avance significativo, la intervención, recuperación, protección y gestión del espacio público. La infraestructura urbana alrededor de Transmilenio (andenes, separadores, ciclorrutas, espacios culturales, etc.) transformó e hizo avanzar la ciudad capital en muchos frentes.

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Esa intervención, además de los positivos efectos urbanísticos y en la movilidad, produjo transformaciones culturales, sociales y de comportamiento ciudadano, que hicieron revivir la denominación de Bogotá durante el siglo XIX: la Atenas Suramericana.

Fue tal, el positivo impacto generado, que incluso en Medellín se reconocía lo propio. La intervención y recuperación de la Plaza de San Victorino y el centro de la ciudad, entre otras, son incuestionables ejecutorias exitosas.

Bogotá empezó a evidenciarse como una ciudad ordenada, segura, inclusiva y limpia -fue idea de Peñalosa incorporar el corte de césped de las áreas y vías públicas en el aseo urbano. Los bogotanos empezaron a contar con un sistema de transporte público de calidad -TransMilenio-. Los peatones pudieron empezar a gozar de los andenes y espacios públicos, invadidos entonces por vehículos y/o ventas callejeras.

En materia de movilidad, personalmente, el alcalde Peñalosa, daba ejemplo de rechazo a los escoltas y policías que se abrían paso para dar vía prioritaria y arbitraria a los vehículos de los “personajes”. Hoy, descaradamente, hasta utilizan los carriles de TransMilenio.

Todo ocurrió entre el enero de 1998 y diciembre de 2000. Sí, en apenas tres años. Hace veintidós años, Bogotá inició una transformación en el concepto de ciudad que se mantuvo, en algunos aspectos, durante la administración que la sucedió -Antanas Mockus-.

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Desde entonces, quedaron proyectadas casi todas las intervenciones y gestiones por realizar en la ciudad durante las siguientes décadas. Lamentablemente, después de 2003 y hasta diciembre de 2015, se dieron -no dos- sino cientos de pasos atrás.

Entre 2016 y 2019, nuevamente Enrique Peñalosa, retoma las riendas de la capital y reorienta la gestión de la administración distrital, dando, una vez más, muchos pasos adelante: impulsa y reorienta de nuevo TransMilenio, deja contratada la primera línea del Metro, recupera e interviene cientos de parques públicos barriales, y adelanta una histórica intervención de la zona del Bronx en el centro de la ciudad, entre otras ejecutorias. Un nuevo reinicio, por la senda exitosa que había empezado a recorrer Bogotá en 1998.

Sin embargo, la alcaldesa Claudia López, quién, paradójicamente, en el pasado hiciera parte del equipo de Enrique Peñalosa, parece estar dando varios pasos atrás, no solo en asuntos como TransMilenio y en seguridad, sino en la responsabilidad de intervenir, recuperar, proteger y gestionar el espacio público.

Además de haberse perdido los esfuerzos y éxitos de intervenciones anteriores, la problemática no solo ahora es mayor, sino que no se advierten planteamientos y acciones eficaces de la alcaldesa, y/o de la Defensoría del Espacio Público y/o de las alcaldías locales, tendientes a enfrentar y superar esta crítica situación.

El caos en el centro de la ciudad, muestra inocultablemente lo que viene sucediendo en casi todas las localidades de la capital. Bogotá se la tomó el desgobierno, la inseguridad y el desorden. Ya se acabó la excusa de culpar al gobierno nacional saliente, y llegó la hora de dar y ejecutar soluciones eficaces por parte de la mandataria distrital para garantizar la seguridad ciudadana y su derecho a gozar del medio ambiente urbano.

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Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.

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