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“Todos nos llamamos personas esta noche. No importa si somos artistas, putas, ratas, si somos travestis, lo que sea. Esta noche somos personas”. En la esquina de la avenida Caracas con calle 22, Cejaz Negraz, líder de un clan rapero salido de Ciudad Bolívar, decía estas palabras antes de empezar la siguiente canción. Arriba un letrero con luces de neón alertaba sobre esta intervención: “Yo no soy una puta, yo soy la puta, y para usted: señora puta”.
Después del rap de Cejaz aparecieron dos de las señoras de la noche. Pamela y Nicol, dos transgeneristas prostitutas de Santa Fe, se presentaron cantando y bailando. Y luego les recordaron a todos los que estaban allí, este viernes 7 de noviembre, que se habían tomado la Caracas para demostrar que son mucho más que putas, son artistas, familia. Que el puteo no es ningún pecado ni delito. Y que como cualquier ser humano merecen el respeto de sus derechos.
La intervención, que ocurrió en la Caracas, es un proyecto de CaldodeCultivo, un colectivo que ganó la beca de circulación de artes plásticas y visuales de Idartes en 2014. Este grupo de artistas, fotógrafos y científicos sociales tienen la profunda convicción de que la ciudad es un lienzo para plasmar las discusiones políticas. Eso es parte de lo que buscan con el proyecto Señora Puta: abrir un debate, pero sin expertos, desde la propia calle y con el arte.
Antes de la toma cultural en la Caracas, CaldodeCultivo llevaba un proceso de dos meses con algunas chicas transgeneristas que se dedican a la prostitución. Hicieron talleres de artes vivas en los que ellas contaban su experiencia en el barrio y reconstruyeron una especie de cartografía sobre su llegada a la zona.
Coqueta, una de las señoras putas, cuenta que la zona central de la prostitución en Bogotá en los 80 era la calle 24 con carrera 5. Tabaco y Ron era uno de los prostíbulos más reconocidos, especialmente por sus chicas transgeneristas. Era la época en que no había implantes en los senos sino rellenos de espumas. A finales de esa década comenzó el desplazamiento debido a que los predios del sector fueron comprados por la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Luego se fueron trasladando hacia la carrera 10, donde vivieron una época de persecución en la que incluso les tiraban granadas para atacarlas. Y finalmente llegaron a la carrera 16, en Santa Fe.
“Era un delito vestirse de mujer, nos llevaban a la estación de la calle 10 con carrera 1 y luego a la Cárcel Distrital. La Constitución del 91 nos favoreció para que esto ya no fuera un delito. Pero luego vino una violencia terrible. Incluso surgió algo que se conocía como ‘la matanza de los jueves’, porque a un hombre se le dio por matar a transgeneristas en ese día. El rechazo era impresionante y en los restaurantes nos hacían esperar afuera para vendernos algo de comer”, recuerda Coqueta, sentada en una cafetería del barrio Santa Fe.
CaldodeCultivo prefiere hablar como grupo y no con un nombre propio. Recalcan que algo que les ha inquietado sobre las prostitutas es que tradicionalmente se habla de ellas como si fueran víctimas, pecadoras o criminales. “Yo no soy una puta, soy la puta, y para usted: señora puta”. Para ellos esta frase crea un performance por sí sola y la idea de instalarla en un letrero de neón en un prostíbulo de la calle 22 era abrir la posibilidad de que quien pasara por allí, se cuestionara sobre este tema.
“La frase, a manera de eslogan, sintetiza la lucha de las prostitutas del barrio Santa Fe por el reconocimiento, la protección y la visibilización de su ejercicio sin tapujos. Hemos experimentado con frases de gran potencia política y poética como herramienta de interacción”, dice CaldodeCultivo. Un instrumento que además produce espacios para la relación de los ciudadanos en el espacio público, como sucedió la noche del 7 de noviembre, cuando a la Caracas con 22 llegaron ejecutivos, jóvenes estudiantes, ladrones seguidores de Cejaz Negraz y prostitutas. Todos compartiendo un espacio cultural diferente a los usuales.
Antes de esa toma cultural, el colectivo hizo un video con las chicas trans que participaron en el proyecto. No salieron con un guion previo. Se trataba de un recorrido por Santa Fe, ese territorio donde el amor generalmente es esquivo especialmente para las chicas transgeneristas y donde se construyen redes familiares entre ellas mismas, porque la familia de sangre no soportó un trabajo de este tipo y mucho menos una identidad sexual distinta.
Coqueta considera que este proceso les sirvió a las chicas para unirse. “Me gusta la idea de que la palabra puta no sea algo que la gente escucha o dice con susto. Muchas pensaban que esto era estigmatizar más el trabajo, pero en realidad también es una oportunidad para hablar de todo lo que nos afecta, como el mismo Plan de Ordenamiento Territorial”.
Esta norma, que fue modificada el año pasado por el alcalde Gustavo Petro y está suspendida temporalmente, determinó que la prostitución se ejercerá en centros comerciales (ubicados en zonas de tolerancia) y no en la calle como también ocurre hoy. Si hay un tema que hoy les preocupa a estas chicas transgeneristas es esta posibilidad, porque temen que quedarán esclavizadas con un proxeneta y no poder ser independientes, o que incluso surjan problemas al estar encerradas en estos lugares.
Este jueves CaldodeCultivo inauguró una exposición del proceso en la galería Valenzuela Klenner, en la carrera 5 con calle 26B. Luego organizarán un foro con las mismas prostitutas transgeneristas en este espacio. El propósito es continuar visibilizándolas a ellas, exigir su respeto y combatir esas formas de violencia que persisten entre los ciudadanos.
* vtellez@elespectador.com / @VeronicaTellez