Valeria Afanador, de 10 años, cumple dos semanas desaparecida. Le perdieron el rastro el 12 de agosto, cuando estaba en su colegio, en zona rural de Cajicá. Hoy, tras la intensa búsqueda sin resultados, tanto las labores de campo como la investigación quedaron en manos de la Fiscalía luego de que Bomberos de Cundinamarca descartó al 90 % la hipótesis de que la niña cayó al río cerca de su colegio o se perdiera entre la espesa vegetación.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Le puede interesar: Buscan a Javier Mauricio García, desaparecido hace dos meses en Cajicá
Ante este giro, las dudas crecen y la asesoría legal de la familia exige dos cosas: que se agoten los recursos judiciales para encontrar a la menor y que se investigue al colegio por los hechos. “Hoy la familia está destrozada. Esto es como estar muertos en vida. Han pasado 15 días y hoy no existe una sola evidencia del paradero de Valeria”, dijo Julián Quintana Torres, abogado de la familia de la menor.
Aunque el colegio ha insistido en que, desde la desaparición, agotó todos sus recursos en una respuesta inmediata, para Quintana la responsabilidad de la institución, las directivas y los empleados, ha pasado de agache. “Ellos tienen una supervisión y vigilancia dada por las normas frente a los menores. Si ellos hubieran hecho bien su trabajo, hoy Valeria estaría con sus papás. Lamentablemente, el colegio es vulnerable, porque tenían una reja por donde fácilmente un niño podría salir o podría ser sustraído por un tercero, en este caso, un posible secuestro”.
Sin rastro
En estas dos semanas, cerca de 300 hombres y mujeres de los organismos de socorro han adelantado una rigurosa búsqueda, que se ha extendido a 20 kilómetros del perímetro del Colegio Gimnasio Campestre Los Laureles, donde la pequeña de 10 años fue vista por última vez, a las 10:30 a.m., tras el descanso escolar. Vestía una sudadera azul oscura, como se observó en un video que la captó aproximarse varias veces a la reja de la institución antes de desaparecer.
La búsqueda se concentró en un inicio en el río Frío, que colinda con el colegio, y la zona rural circundante. Pero nada ha dado resultados. “Hemos entregado todas las tareas a la Policía Judicial (Sijin y CTI de la Fiscalía) para que sean ellos los que nos ayuden, porque tras las ininterrumpidas labores en agua y por aire, con drones, no hemos encontrado nada. Estamos descartando en 90 % esa posibilidad de que la niña esté en el río o por ahí, en algún sitio. Hemos levantado todas las alcantarillas del sector y visitado todos los vallados. Ya consideramos que es un tema de policía judicial”, indicó la alcaldesa de Cajicá, Fabiola Jácome Rincón.
Sobre la búsqueda, Quintana, quien representa al padre y a la madre de la niña, dijo: “si ella realmente hubiera salido de manera desprevenida o si se hubiera perdido, algún rastro existiría el día de hoy. Atrás del colegio, donde está esa reja, es muy boscoso y para un niño de 10 años resulta difícil transitar. A la fecha no se ha encontrado ni un pelo, ni un zapato, ni una moña o una parte del uniforme, absolutamente nada. Por eso, le pedimos a la Fiscalía que profundice en un posible secuestro, ya que esta ausencia de objetos lo que sugiere es que la niña pudo haber sido raptada de manera impecable, sin dejar rastro”.
Edilberto Afanador, familiar de la niña, señala que se encuentra, con la comunidad cajiqueña, diseñando un método de búsqueda que lleve a resultados tangibles, pues todavía tienen la esperanza de que Valeria esté en el territorio. Por eso, dijo, harán un llamado a las juntas de acción comunal, a las diversas asociaciones, a todos los cuerpos organizados de la sociedad civil en el municipio para que les colaboren.
“Estamos diseñando un método de búsqueda, porque si algo se puede criticar a todo lo que se ha hecho hasta ahora, que no ha sido poco, es que ha sido todo muy aleatorio. El esfuerzo es muy cuantitativo, se han hecho muchas cosas, pero cualitativamente el resultado es nulo”, puntualizó Afanador.
El abogado pidió agotar los recursos tecnológicos y entrevistas que puedan dar una luz del paradero de la niña. “Estamos nosotros fijándole algunas pautas a la Fiscalía en esta investigación, que esperamos implementen: que utilice toda la tecnología posible, análisis de redes de comunicación; de redes sociales; interceptación de comunicaciones; verificación de entrevista, y contraste con expertos forenses para avisar contradicciones, incluso entrevistas a los compañeritos de Valeria. Todo queremos que se profundice, precisamente para que en (pocas) horas nos den respuesta sobre el paradero de la niña. Ya son 15 días sin una sola pista de ella”.
Hacia la no revictimización
A pesar de las voces de aliento y disposición de ayuda con que la comunidad ha cobijado a la familia de la niña, Edilberto Afanador señaló la importancia de no revictimizar a los padres, como, dice, ha sucedido en redes sociales a través de señalamientos hacia ellos. “Es importante tener en cuenta también lo que está pasando en redes sociales. Una revictimización que viene a partir de una percepción completamente errónea de lo que ven en medios, por ejemplo, a los papás respondiendo a una pregunta y si no los ven llorando o rasgándose las vestiduras, entonces ellos son cómplices y son los criminales”, dijo Afanador.
La alcaldesa señaló: “la angustia es terrible porque esta familia es muy conocida en Cajicá, entonces ha afectado a toda la comunidad. Nosotros, como municipio, les estamos brindando a ellos y a otros familiares todo el apoyo profesional, en la parte de salud y de psicólogos, así como el de todas estas personas que se desplazan”. Las autoridades confirmaron que se han realizado inspecciones en lugares clave para la investigación y continuarán tanto con el trabajo en campo, como con las demás pesquisas para esclarecer qué pasó y dónde está Valeria Afanador. Vale recordar que sigue activa una recompensa por $70 millones, por información que lleve a dar con su paradero.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.