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No parece haber ninguna novedad respecto a los modos de comunicación entre el alcalde Carlos Fernando Galán y el presidente Gustavo Petro. Desde la llegada de Galán al Palacio del Liévano, las tensiones entre el nivel distrital y nacional han mantenido la misma dinámica de confrontación que ya venía desde el periodo de Claudia López.
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El nuevo foque de disputa entre ambos mandatarios derivó de los aplazamientos que Petro incluyó en el recorte presupuestal de $12 billones para la vigencia 2025. Para el caso de Bogotá, la medida del Gobierno Nacional comprometió las transferencias que le correspondían en la cofinanciación de tres proyectos de movilidad clave, en los cuales está incluido el Metro de Bogotá.
Desde que salió el decreto, el pasado lunes, Carlos Fernando Galán ha sido enfático en que su administración se enteró por los noticieros de los aplazamientos incluidos en el decreto presupuestal, y reprochó la ausencia de acuerdos y diálogo por parte del Gobierno a la hora de tomar este tipo de determinaciones.
No obstante, para el Gobierno Nacional, el alcalde y su gabinete ya estaban al tanto de la delicada situación presupuestal, tras el hundimiento de la ley de financiamiento. De hecho, la primera en responder al alcalde fue María Fernanda Rojas, la nueva ministra de Transporte. “El alcalde sabía sobre la suspensión de esos 770 mil millones de pesos para el Metro de Bogotá”, aseguró.
En complemento a lo anterior, la nueva jefe de cartera dijo que, incluso antes de la emisión del decreto de la discordia, ya se habían adelantado mesas de diálogo con otros entes territoriales, incluido Bogotá, sobre el aplazamiento inevitable que iban a tener las transferencias de la Nación.
Pocos minutos después de la declaración de la ministra Rojas, Galán volvió al ruedo mediático y dijo que en dichas reuniones jamás se acordó el aplazamiento, por lo cual, las mesas de diálogo, en mención, solo se habían remitido a la discusión de soluciones para resolver el inconveniente. Incluso, de la última reunión presencial entre Petro y Galán, salió la idea de modificar vigencias futuras de proyectos cofinanciados, como el de la nueva Calle 13, para resolver el traspié presupuestal.
Petro se pronunció
Tras el cruce de la ministra de Transporte y Galán, fue el propio Petro el que salió a refutar a Carlos Fernando Galán. Lo hizo a través de su medio de comunicación predilecto, X, en el cual dijo que durante la última reunión con el alcalde, le comunicó el cumplimiento del acuerdo que firmó en su momento el exalcalde Enrique Peñaloza, y el expresidente Juan Manuel Santos.
“En el convenio se habla de dos pagos semestrales con un porcentaje determinado de la nación y otro del Distrito”, apostilló Petro. Bajo esta misma línea, el jefe de Estado volvió a reafirmar que los aplazamientos no son, de ninguna manera, recortes presupuestales, por lo cual el Gobierno cumplirá su obligación de financiamiento a través de las vigencias futuras.
No obstante, Petro no dejó de lanzar una advertencia tanto a Galán, como a los demás alcaldes de las ciudades que se quedaron con los crespos hechos tras el aplazamiento de las transferencias. “Si el Congreso no aprueba la reforma tributaria que se les presentará, no podrán ser financiadas esas partidas y pasarán del aplazamiento al recorte. La prioridad que me impuse fue no aplazar los recursos que generan la justicia social en Colombia y los derechos universales”, sentenció.
Otros dos aspectos importantes que incluyó Petro en su trino de respuesta, corresponden al futuro del RegioTram de occidente y al financiamiento de la flota de transporte público de Bogotá. Sobre el primer proyecto, el presidente aclaró que la transferencia también fue motivada por un aparente problema en la obra, por el cual el dinero de la Nación no podría ser efectivo.
Respecto al segundo, Petro dijo que garantizará, también con las vigencias futuras, la compra de flotas eléctricas para el transporte público de las ciudades, como un componente fundamental de su estrategia para “reducir las tarifas de los pobres y los estudiantes”. Este punto resulta clave, de cara a combatir el déficit de $800.000 millones que actualmente tiene Transmilenio, en parte por la fuerte inversión que realizó en su momento, Claudia López, en la adquisición de buses eléctricos.
Por consiguiente, al haber hecho Bogotá la tarea de los buses, y con el nuevo anuncio del presidente, la ciudad podría esperar esos recursos para solucionar el déficit. No obstante, en vista de la relación de ambos mandatarios, todo parece quedar en manos de las próximas elecciones presidenciales.
Hasta 2026, Bogotá podrá hacerse cargo del financiamiento de las obras del Metro. De ahí que Galán esperará, de cara a los próximos dos años de su mandato para entonces, a un interlocutor mucho más afín para resolver el problema de las vigencias futuras y de otros proyectos que le urgen a la ciudad, como la nueva calle 13.
Sea cual sea el proyecto político ganador de las elecciones, la comunicación con el Liévano será clave. No solo para garantizar que los contratos de cofinanciación se cumplan, sino para definir quién asumirá los intereses y sobrecostos adicionales producto de los aplazamientos. Dicho esto, nada está escrito y aún en el año y medio restante del gobierno Petro, cualquier cosa podría suceder.
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Por Redacción Bogotá
