Un grave incidente se registró el fin de semana en la calle 132 con 97, en Suba, donde un grupo que se autodenominan neonazi apuñaló a dos personas que salían de una fiesta. La denuncia la reveló la concejal Heidy Sánchez (Pacto Histórico), quien asegura que estos hechos, respaldados por ideologías racistas y xenófobas, responden a un actuar sistemático contra grupos minoritarios, por razones ideológicas o identitarias. “La Secretaría de Seguridad debe impulsar los procesos de investigación para perseguir a estos delincuentes”, señaló la cabildante en su cuenta de X.
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Los hechos
La denuncia se basa en dos videos de cámaras de seguridad que muestran cómo cinco sujetos rodean a las víctimas, las golpean, las derriban y los hieren con armas blancas. “Estos no son hechos aislados, sino que forman parte de un contexto creciente de violencia y hostigamiento (...). Esto evidencia una estrategia de represión y generación de miedo. Inaceptable que esto se siga repitiendo”, señala la Coordinadora Antifascista de Bogotá (CAB), que trabaja en causas sociales con las que riñen los ideales de los grupos extremistas.
La preocupación aumenta al conocer otro video, difundido por los victimarios, en el que se ufanan del ataque y hacen alusión a discursos y simbología nazis. Si bien el documento es borroso, al fondo de oye una canción cuya letra dice “somos los nazis de Bogotá, los aplastaremos sin piedad”.
Los autodenominados neonazis responden a ideologías de ultraderecha, marcadas por ataques deliberados contra migrantes, LGBTI o grupos con ideologías de izquierda, tendencias que expresan a través acciones violentas, grafitis o carteles con amenazas directas. En medio de ese contexto se habría dado el ataque que ocurrió en la localidad de Suba.
Una denuncia que no es nueva
Se estima que desde los 90 los grupos neonazis aparecieron en la ciudad. Para 2013, según un artículo de El Espectador, en Bogotá había varios grupos que comulgaban con ideologías extremistas: Tercera Fuerza, Alianza Social Patriotas, Comando Radical Nacionalista, Comando Unión Nacional Socialista de Colombia (UNSC), Hermandad Nacionalista, Trinchera Nacionalista, Escuadrón Nacionalista 88, Sol Negro, Alternativa Falangista de Colombia y Lobos Blancos.
Para entonces, según la Personería, se estimaba que 1.500 personas integraban estos grupos, haciendo la salvedad de que el cálculo no era exacto, debido a su carácter clandestino. Por esa razón hoy no hay un censo que diga si hay realmente y cuánta gente integra este tipo de facciones que buscan amedrentar mediante ataques físicos y amenazas a personas que son parte de procesos sociales vinculados, entre otros, a la defensa de los humedales, el río Bogotá y territorios determinados de la ciudad, como señala la denuncia elevada por la CAB.
“Estos grupos se reorganizan, existe una dinámica de grupos que abiertamente se llaman neonazis y otros que tienen nombres eufemísticos, como ‘Restauración’ o ‘Salvación nacional’, ‘Defiende Colombia’, que tienen prácticas similares y se ufanan de perpetrar ataques contra grupos minoritarios, que consideran enemigos”, explica la concejal Sánchez.
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Hechos recientes que dan cuenta de un viejo lío
En 2021, un grupo denominado Comando Radical Nacionalista pintó sus siglas, varios símbolos alusivos al nazismo y mensajes discriminatorios en las “Escaleras de la diversidad”, ubicadas en la calle 89 con carrera séptima, que habían sido pintadas con los colores de la bandera LBGTI, como un homenaje a las víctimas de ataques de odio por su orientación sexual.
Otro caso que da cuenta de la incidencia de estos grupos es la forma como, a pesar de su carácter clandestino, han convocado a eventos de manera pública, como sucedió en abril del año pasado, cuando un grupo convocó a un evento cuyo fin era conmemorar el natalicio de Hitler. En esa ocasión dijeron, incluso, que “la Policía garantizaría la seguridad en las actividades”, lo cual fue desmentido por las autoridades. Al final, el evento, que se iba a realizar en el hotel Grand Park, se canceló debido a la indignación que provocó en diferentes sectores y a las denuncias relacionadas con la reunión.
Sobre el ataque, El Espectador consultó a la Policía sobre las causas que generaron la confrontación. Aunque dicen que la gresca se dio en un contexto de una fiesta, niegan que esté relacionada con grupos neonazis como se ha dicho, a pesar de que los mismos autores se publicitan de esa manera. Vale mencionar que en Colombia la apología al genocidio es un delito. “El que por cualquier medio difunda ideas o doctrinas que promuevan el genocidio o el antisemitismo, o de alguna forma lo justifiquen (..) incurrirá en prisión de 96 a 180 meses”, dice el artículo 102 del Código Penal.
“Una de las víctimas recibió ocho puñaladas y sufrió una afectación grave en uno de sus ojos. No estamos hablando de un ataque cualquiera. Los responsables publicitan el ataque con canciones nazis. Estas personas también están detrás de los sabotajes a los murales que reivindican luchas sociales, como el de “Las cuchas tienen razón” o varios de la comunidad LGBTI. Estamos ante ataques que no son aislados y que necesitan ser investigados a fondo”, asegura la cabildante.
Y concluye: “Estos comportamientos simplemente no se pueden normalizar, más en una ciudad tan diversa y pluricultural como Bogotá. Son ataques que buscan, evidentemente, generar confrontaciones e incitar a la violencia”. De momento, las autoridades siguen la investigación para dar con los responsables del violento ataque.
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