Planta de termovalorización: apuesta del manejo de basuras en Bogotá, ¿qué es?

Este miércoles, el Distrito anunciará la apertura de la licitación de una nueva planta, para el manejo de residuos sólidos en la capital, que transformaría la basura en energía eléctrica. ¿Cómo funciona esta tecnología? ¿Cuáles han sido las experiencias en otros países? ¿Cuáles son sus ventajas y los argumentos de sus detractores? Aquí las respuestas.

Redacción Bogotá
11 de mayo de 2022 - 02:58 a. m.
De manera general, esta tecnología consiste en una planta termoeléctrica que, en lugar de utilizar combustibles fósiles (carbón, gas, petróleo, etc.), utiliza los residuos sólidos producidos por la ciudad para generar electricidad o energía térmica.
De manera general, esta tecnología consiste en una planta termoeléctrica que, en lugar de utilizar combustibles fósiles (carbón, gas, petróleo, etc.), utiliza los residuos sólidos producidos por la ciudad para generar electricidad o energía térmica.
Foto: GUSTAVO TORRIJOS

Ante la preocupación por la poca vida útil del relleno Doña Juana, que recibe al día casi 6.000 toneladas de residuos sólidos producidos por los bogotanos, la administración quiere apostarle a otras estrategias para procesar, aprovechar y convertirla la basura en energía. Por esta razón, este miércoles se anunciará la apertura de licitación para contratar la construcción de una Planta de Termovalorización de Residuos que, según dicen, sería la primera de Latinoamérica.

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Según la administración, “el proceso de termovalorización descompone los residuos inorgánicos a través del calor, en un proceso favorable para el medio ambiente, pues genera bajas emisiones de CO2 y hace eficiente el manejo de la basura al convertirla en energía”. La idea, que es novedosa en los países de la región, ya se viene usando en le viejo mundo.

Los pioneros en este tipo de plantas son los países europeos, que viene utilizando esta tecnología hace más de 50 años. Sin embargo, no ha sido ajena a reparos. De esta manera, según un estudio, en 2019, en Europa se encuentran instalados y en funcionamiento más de 470 incineradores de residuos sólidos municipales, que procesan en promedio cada una 193.000 toneladas de basura al año. Teniendo en cuenta este dato, en promedio, un incinerador tiene la capacidad de procesar 30 toneladas por hora, es decir, 720 trabajando al día. Esto representaría al menos el 10% de los residuos que produce Bogotá.

No obstante, para que este tipo de procesos tengan éxito, se debe mejorar en la separación de residuos desde la fuente (reciclaje en casa), algo en lo que la ciudad sigue teniendo grandes falencias. De volver este plan realidad, adjudicando la licitación y realizando la obra, Bogotá no solo sería la primera ciudad de la región usando esta tecnología, sino que podría alargar los años de vida útil de relleno Doña Juana, que está próximo a colapsar.

¿Qué es una planta de termovalorización?

Antes de ver las implicaciones y las experiencias de otros países, con este manejo de residuos sólidos urbanos, hay que entender como funciona una planta de termovalorización, y de dónde surge. De manera general, esta tecnología consiste en una planta termoeléctrica que, en lugar de utilizar combustibles fósiles (carbón, gas, petróleo, etc.), utiliza los residuos sólidos producidos por la ciudad, para generar electricidad o energía térmica.

Al carburar los residuos sólidos, se reduce el volumen y la cantidad de desechos que llegan a los rellenos sanitarios de la ciudad, y además, se genera, en teoría, energía de manera más barata para los habitantes. En ese sentido,”la presente generación de plantas puede alcanzar 25%-31% de eficiencia eléctrica neta, la cual, en la práctica, es mayor que la que puede alcanzar cualquier alternativa tecnológica de tratamiento térmico”, señala un estudio de principios de 2022 del Banco Interamericano de Desarollo (BID).

En la capital del país, en los años ochenta, la Universidad Nacional de Colombia realizó un estudio sobre la factibilidad de este tipo de planta en la ciudad, que dio un resultado positivo, con una “capacidad instalada de 150 megavatios, para una recepción de 6.000 toneladas por día de residuos.”

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Sin embargo, a pesar de sus aparentes bondades y su factibilidad, en ciertos países se han registrado experiencias infructuosas con este manejo de las basuras, así como preocupaciones por su aplicación en Latinoamérica.

La experiencia de la planta “El Sarape” en Ciudad de México

A pesar de que esta planta de manejo de residuos se anuncia como la “primera en Latinoamérica”, Bogotá no es la primera ciudad en intentar la implementación de esta tecnología. En 2017, la administración de Ciudad de México anunció la construcción de una planta similar, llamada “El Sarape”, con una inversión cercana a los 60 millones de dólares.

Sin embargo, el desarrollo del proyecto se detuvo por demandas ciudadanas y por la división política en la ciudad, debido a los altos costos anuales de la planta y por los problemas ambientales asociados con esta tecnología, señalando que la incineración de la basura emite gases contaminantes al medio ambiente. Finalmente, el proyecto se canceló un año después de firmado el contrato, tras un cambio de administración, debido el cuestionado costo que significaba por la ciudad, que pasó a otros modelos de manejos de residuos sólidos.

Actualmente, este tipo de plantas y su implementación se discute en ciudades como Buenos Aires, que también presentan problemas con sus rellenos sanitarios. Sin embargo, algunos estudios han determinado que no es una solución oportuna.

Ventajas y desventajas

Uno de los principales argumentos a favor de este tipo de plantas es la minimización de la cantidad de residuos que van a parar a los rellenos sanitarios, como asegura el BID. De esta manera, se aumenta la vida útil de los sitios de disposición. Por su parte, también se trata de una inversión a la matriz energética de la ciudad, generando cierta dependencia de los combustibles fósiles, según aseguran algunos expertos.

Por otra parte, el profesor Cristian Toro, en estudio de su viabilidad de estas plantas en Argentina, indica que “las experiencias en países europeos no garantizan el funcionamiento de las plantas, dado que la cantidad, calidad y composición de los residuos allá son muy diferentes.”

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Finalmente, una de las principales preocupaciones del uso de estas tecnologías es la liberación accidental de dioxinas y furanos, al quemar los residuos, que son cancerígenas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que podría afectar a habitantes cercanos a las plantas.

Por el momento, se espera el anuncio de la Alcaldía de Bogotá sobre este ambicioso proyecto, que promete revolucionar el manejo de los residuos sólidos en la ciudad, para conocer los detalles de la propuesta y la apuesta ambiental. De sacarlo adelante de manera adecuada y con la cantidad de incineradores suficientes, podría ser una alternativa para mitigar el problema crónico en el relleno Doña Juana, que está en cuidados intensivos.

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Redacción Bogotá

Por Redacción Bogotá

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