/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elespectador/UNE622PRL5GHHFFVOEOSHCHTK4.jpg)
El estallido social que vivió Bogotá desde abril pasado, fuera de las polémicas acciones de la Fuerza Pública, las víctimas mortales y la violencia desmedida, trajo consigo una resignificación de sectores populares de la capital. Este fue el caso del Puente de la Dignidad, en Usme, y el Portal Resistencia o Portal Américas, en Kennedy, dos puntos que, además de ser epicentros de movilidad y tránsito, también fueron espacios donde se desplegaron las principales actividades en el marco del paro nacional.
Pero así como fueron centros de intervenciones culturales y artísticas, con las que se manifestó la ciudadanía, también se han convertido en lugares de resistencia, en donde nueve meses después aún se protagonizan encuentros fortuitos para protestar y otros tantos para enfrentarse con la Policía y el Esmad. Los disturbios y hechos vandálicos que se han colado convirtieron estos puntos en centros de debates relacionados con la seguridad en el sur y el occidente de la ciudad.