Un grupo de casi 300 venezolanos, que desde hace un mes vivía en improvisados cambuches ubicados en los alrededores de la terminal del Salitre, fue reubicado este martes. Los 145 venezolanos que se encontraban dentro del lote El Bosque y los casi 150 que estaban en la carrilera y el canal de aguas en cercanías de la terminal, fueron trasladados al centro hogar ‘El Camino’ de la localidad de Engativá, que fue acondicionado por la Secretaría de Integración Social que instaló 44 carpas y servicio de alimentación para los extranjeros.
El traslado empezó en la madrugada de este martes. Hacia las 5:00 a.m., funcionarios de las secretarías General y de Integración Social, acompañados por representantes de la Personería, la Policía y grupos de convivencia ciudadana, llegaron a los cambuches para iniciar la reubicación, que no empezó sino hasta las 6:00 a.m. Los migrantes primero empacaron sus pertenencias y las llevaron hasta los buses; luego, poco a poco fueron abordando los vehículos de la Alcaldía que los llevaron hasta el nuevo refugio.
Algunos de los que habitaban los cambuches no ocultaron su alegría por ser llevados a otro lugar en el que, además de tener camillas y alimentación, recibirán asesoría en temas laborales, de salud y educación; otros preferían seguir en dicho lugar, y recogieron sus cosas de mala gana porque de antemano sabían que en el nuevo lugar van a estar más vigilados y no podrán realizar prácticas que algunos tenían en el cambuche del Salitre, como improvisar cocinas, prender fogatas, o estar en los alrededores para recibir ayudas de la comunidad.
Y mientras la zona contigua al terminal quedaba sin una sola carpa o prenda, hacia las 9:00 a.m. los buses de los migrantes llegaban al centro de paso y eran recibidos por algunos residentes de la zona, que protestaron por la decisión. Por esto, el grupo intentó bloquear el paso de los buses y demoró aún más el proceso de reubicación.
El grupo de vecinos del sector mostró razones xenófobas para impedir el arribo de los extranjeros: según decían, los venezolanos traían a la zona problemas de salud e inseguridad. Además, aseguraban que no les consultaron sobre la reubicación y consideran que la cancha de fútbol no es apta para la adecuación de las carpas.
“Que entre uno o que entren 100, se van a enfermar y nos van contagiar porque ellos traen problemas de salud como sarampión. Además, el Distrito no nos informó y el lugar no tiene las condiciones para recibirlos”, dijo una mujer que encabezaba el grupo que no superaba las 30 personas.
Debido a la obstrucción del grupo vecinos, el Esmad hizo presencia en el lugar, y en pocos minutos despejó la zona y permitió de nuevo el paso de los buses. Sin embargo, la reubicación de los venezolanos en las carpas ha sido lento, pues los están ingresando paulatinamente en pequeños grupos pues dentro de los reubicados hay niños y mujeres en estado de embarazo. De acuerdo con el primer balance de Integración Social, 38 familias, es decir unas 80 personas, ya están ubicadas en las carpas en la que vivirán hasta inicios de 2019.
"Ya firmaron el manual de convivencia los 38 núcleros familiares que tienen asignada su carpa y su catre. En este albergue estarán hasta enero, y estamos seguros de eso no solo porque es parte del acuerdo que están firmando sino porque este es un predio que se va a intervenir. Este predio está al lado de un centro para exhabitantes de calle y otro para adultos mayores, y dentro de los planes del Distrito está la reconstrucción de ambos", aseguró de la secretaria de Integración Social, Cristina Vélez Valencia.
Respecto a las posiciones de xenofobia que manifestaron los vecinos del nuevo albergue, el Distrito hizo un llamado para que, no solo ellos sino la ciudadanía en general, evite la discriminación contra las familias venezolanas. Agregaron que el campamento será temporal y tendrá estricta vigilancia, a tal punto que quien viole las normas podrá incluso ser deportado a Venezuela.
“Hacemos un llamado a la comprensión y solidaridad a los vecinos del sector donde se ubicará el campamento humanitario de paso. Es población que se encuentra en alto estado de vulnerabilidad y trabajamos a diario para que este campamento sea seguro, con estrictas normas de convivencia, y con compromisos ineludibles por parte de quienes estarán allí, pero necesitamos la ayuda y comprensión de los vecinos, residentes y personas que trabajan en la zona", indicó la gerente para Venezuela de la Alcaldía de Bogotá, Maria Angélica Trujillo.