Puertas abiertas de Transmilenio: trampa mortal

Maribel Forero, de 54 años, fue una víctima más de la falta de cultura de los usuarios y del lío que hay con las puertas abiertas. Ella cayó de una estación el pasado viernes y fue arrollada por un articulado. El Distrito señala que siguen buscando soluciones.

Redacción Bogotá
13 de diciembre de 2018 - 03:03 a. m.
Muchos usuarios han propiciado el daño de las puertas, generando zonas de peligro en Transmilenio. / Gustavo Torrijos
Muchos usuarios han propiciado el daño de las puertas, generando zonas de peligro en Transmilenio. / Gustavo Torrijos

El viernes de velitas, pasadas las siete de la noche, Maribel Forero esperaba en la estación de Ricaurte la ruta que la llevaría hasta su casa, en Soacha. Con suerte logró ubicarse en la puerta de abordaje, lo que le aseguraba su puesto en el siguiente bus. Sin embargo, antes de que el vehículo arribara, el ansioso tumulto empujó antes de tiempo y la lanzó a la calzada exclusiva, donde fue arrollada por un articulado. Aunque alcanzó a darle sus datos a un ciudadano para que le avisara a su familia, murió antes de la medianoche en el Hospital San José.

Detrás de esta tragedia que enluta a la familia Tiria Velasco hay una mezcla fatal, que es pan de cada día en el sistema: la falta de cultura ciudadana, que se nota en la guerra de codazos por estar bien ubicado, que se vive en las horas pico; la velocidad a la que se acercan los articulados a recoger a los pasajeros, y las puertas de abordaje abiertas, algunas dañadas o por culpa de los usuarios que evitan que se cierren, generando inseguridad y dando paso a una avalancha de colados.

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Maribel tenía 54 años, tres hijos y estaba a la espera de su segundo nieto. Era líder en su barrio y su iglesia. El día del accidente había salido temprano de su casa a reunirse con un grupo de oración por la calle 80. Al final de la tarde emprendió su regreso rumbo al barrio Juan Pablo I de Soacha, razón por la cual estaba en la estación ubicada en la carrera 30 con calle 12. “Por la multitud y las puertas abiertas fue que cayó. Además, la ambulancia tardó mucho. No sabemos bien qué ocurrió, toca esperar los videos; pero como dato particular: su teléfono nunca apareció”, relató Cristian Camilo Tiria Forero, hijo de la víctima.

A pesar de que no tienen muchos detalles, lo que sí tiene claro la familia de Maribel es que es una víctima de los problemas de Transmilenio. “Es increíble que el lío de las puertas abiertas siga sin solución; que se vea como algo normal el empujón para acceder a los buses y que no se haga nada. Acá hay negligencia al no promover la cultura en Transmilenio y de tener estaciones sin los mínimos requisitos de seguridad. No hay que tener doctorado para saber que el sistema no funciona. ¿Cuántas personas más deben morir para que se tomen medidas?”, cuestionó Tiria Forero.

Por esta razón, dicen que van a demandar al Distrito. “Pero más allá de esperar cualquier reparación material, lo que queremos es que el Distrito se comprometa con hacer toda una pedagogía con la gente, se comprometa con la seguridad de los usuarios, que busquen una solución para que no queden las puertas abiertas y más en las horas pico. No queremos que mi hermana sea una estadística más. Transmilenio viene fallando y sigue fallando. Como familia, queremos que se haga justicia en su nombre”, dijo José Alejandro Forero, hermano de la víctima.

Maribel tenía 54 años y era madre de tres hijos. / Cortesía.

Otros casos

Con Maribel, ya son tres casos en el último mes de personas que caen de las estaciones, dos de los cuales han sido mortales. El mismo día en el que ella falleció, otro articulado casi le arrebata la vida a una mujer de treinta años, que cayó al carril exclusivo en circunstancias similares. El hecho ocurrió en la mañana de ese Día de las Velitas, a la altura de la estación Avenida 68, en la troncal de la calle 80. No obstante, la mujer sobrevivió al impacto y fue llevada al Hospital de Engativá.

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Sobre la misma troncal de la calle 80 murió Alexánder Barreto, de veinte años, quien cayó a la calzada de la estación Granja-Carrera 77. Sobre el hecho hay dos versiones: la primera indica que hacia las 10:00 p.m. del miércoles 5 de diciembre, dos jóvenes estaban discutiendo en la estación y en medio de la riña Barreto fue empujado por su supuesto atacante hacia el carril del sistema. La segunda es que los dos jóvenes estaban jugando cerca de la puerta de la estación, que estaba abierta, hasta que la víctima cayó de la plataforma. Para salir de dudas, el presunto agresor de Barreto fue llevado ante la justicia. El día de los hechos el sujeto huyó y fue capturado a unas cuadras de la estación. La Fiscalía pidió cárcel y le fue imputado el delito de homicidio a título de dolo eventual, pero el juez del caso lo dejó en libertad.

Estos casos demuestran que las puertas se han convertido en un dolor de cabeza para Transmilenio. Según datos de un informe elaborado este año por el concejal Juan Carlos Flórez (ASI), de 3.069 puertas que tiene el sistema, al menos el 57 % tienen problemas. El cabildante ya había hecho este ejercicio en 2016 y detectó un 21,2 % averiadas, lo que muestra un incremento. Aunque para atacar este problema, el Distrito ha instalado puertas anticolados, con alarma que se activa si intentan abrirlas, no ha sido suficiente.

De acuerdo con Ricardo Romero, subgerente de Transmilenio, en entrevista con La W, el manejo de las puertas se ha convertido en un verdadero lío para el sistema. “Son mecanismos que se abren cuando se aproxima el bus. Algunas se dañan por sus elementos mecánicos o porque son abiertas a la fuerza. Es un daño rutinario y lamentablemente se presentan estos accidentes. Por esta razón, estamos revisando a nivel internacional cómo se manejan estos mecanismos, pero encontramos que todas tienen cierta vulnerabilidad”.

Por eso advierte que no es una tarea fácil, especialmente si se tiene en cuenta el comportamiento de los usuarios, quienes también impulsan el deterioro de estos mecanismos. “Muchos las abren desde el interior o no dejan que se cierren, lo que genera que el mecanismo se dañe”. Según el funcionario, en enero se tiene previsto realizar pruebas piloto con varias tecnologías para tratar de encontrar una solución. “La idea es reducir el daño y esa vulnerabilidad, pero pensar que existe un mecanismo que lo pueda evitar es casi imposible”.

Por Redacción Bogotá

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