¿Qué pasó con la vacunación en Bogotá?

Las largas filas se han vuelto recurrentes en los centros comerciales donde se están aplicando masivamente las vacunas contra el COVID-19, pero desde ayer en la mañana ha reinado el inconformismo. Muchas de las personas que esperaron por horas para ser atendidas no fueron vacunadas, porque en la ciudad hay un bajo suministro de dosis de Pfizer, las cuales están priorizadas para las EPS.

“Teníamos 34.885 dosis de Pfizer dispuestas en más de 70 puntos en toda la ciudad, entre EPS e IPS. La novedad es que no se tuvieron en centros comerciales, porque con este número y al estarse cumpliendo la segunda dosis, las priorizamos para las EPS para las personas agendadas, pero vamos a tener más vacunas de esa marca. No estamos desabastecidos”, dijo Alejandro Gómez, secretario de Salud.

Sumado a esto, el funcionario pidió a la ciudadanía evitar acercarse a los puntos de vacunación sin cita previa o pedirla directamente al prestador de salud, y aunque se hizo un llamado a la calma, fueron varias las personas que perdieron el viaje.

Pero lo que ocurrió era de esperarse. Desde la semana pasada la alcaldesa Claudia López ha pedido al Gobierno Nacional entregar a la ciudad semanalmente al menos medio millón de vacunas, para garantizar el agendamiento de toda la semana, dada la alta capacidad para aplicar vacunas. Esto facilitaría aún más el proceso, dado que también están los espacios que se han abierto para la vacunación masiva.

Para Leonardo García, presidente del Comité Médico de Bogotá, el problema está en que el programa nacional de vacunación se basa en que siempre habría disponibilidad de vacunas, pero el tiempo ha demostrado que no siempre se cumplen los tiempos de entrega. “El país cuenta con el personal pertinente para la vacunación, que ha demostrado tener una alta capacidad, pero ahora vemos que lo negativo es que las dosis son limitadas y se debe pensar en planes como ampliar el tiempo entre una dosis y otra”.

Por el otro lado, llama la atención sobre los sistemas de información. “Es increíble cómo Mi Vacuna y el Paiweb no sirven y hay muchas personas que han tenido dificultades para la priorización. Pero, además, tampoco hay datos claros diferentes al números de dosis aplicadas. ¿Cuántos mayores de 80 años han vacunado y cuántos hay identificados? ¿Cuántas personas del personal de la salud están por vacunarse?”, cuestionó García.

Por su parte, Gustavo Morales, director de la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (Acemi), consideró que los tropiezos de los primeros días en el reparto de las vacunas ha mejorado, pero “las EPS tienen la preocupación de que a los puestos de vacunación de su red vacunas no llegan suficientes, pues estas se quedan en las sedes de la secretaría de salud respectiva, para sus propios esquemas de vacunación masiva. Esos problemas, afortunadamente, se discuten y se superan con éxito en las mesas territoriales de coordinación”.

Sin embargo, Morales advirtió de las dificultades en los procesos de pago por la aplicación de vacunas, puesto que le corresponde al Fome, que no tiene experiencia en estos procesos. “Es muy importante que el Gobierno simplifique los requisitos o le permita al Adres, que sí sabe de trámites, verificaciones y auditorías en salud, para hacer esos pagos. Nuestro interés como EPS es que a esa red prestadora, que ha hecho un maravilloso trabajo, le paguen urgentemente ese servicio. Y, en efecto, se ha pagado muy poco”.

Por ahora en la ciudad se han aplicado tres millones de vacunas, de las cuales 988.741 corresponden a la segunda dosis, por lo que la ciudad alcanza el 18 % de la población inmunizada. Lo que viene será importante, pues con cada etapa abierta no solamente se suma población, sino que se debe garantizar que se cumplan con los criterios y que la gente acuda a la aplicación de la segunda vacuna. Un diálogo que seguramente se va a tener que dar.