¿Qué tan endeudada recibirá la ciudad el próximo alcalde de Bogotá?

En los últimos tres años la administración solicitó $8,3 billones de vigencias futuras y amplió el cupo de endeudamiento de $1,9 billones a $7,2 billones. Aunque las deudas de Bogotá son grandes, el Distrito sostiene que el próximo alcalde tendrá margen de maniobra para su proyectos.

Mónica Rivera Rueda / mrivera@elespectador.com - @Yomonriver
26 de julio de 2019 - 03:00 a. m.
¿Qué tan endeudada recibirá la ciudad el próximo alcalde de Bogotá?

El alcalde Enrique Peñalosa, como es habitual de toda administración, ha aprovechado la amplia capacidad de endeudamiento que tiene la ciudad para apalancar sus proyectos más ambiciosos. Debido a la magnitud de las obras que aspira a dejar contratadas, las deudas vienen en aumento. Ahora que tramita ante el Concejo una nueva autorización para comprometer vigencias futuras para construir el Hospital de Bosa y un edificio administrativo (CAD), para ubicar todas las secretarías, surge una pregunta: ¿financieramente le quedará margen de maniobra al próximo alcalde para sus proyectos?

Primero, hay que tener claro que la ciudad tiene dos mecanismos para garantizar de manera anticipada los recursos para obras de gran envergadura. Por un lado está el cupo de endeudamiento (similar al de una tarjeta de crédito), que es lo máximo que la administración puede pedir prestado. Por el otro se encuentran las vigencias futuras, que consisten en comprometer por determinado tiempo algunas rentas fijas (bien sea de impuestos o generados por entidades del Distrito) para obras específicas.

En el primer caso, vale resaltar que la administración logró que en los últimos tres años el Concejo prácticamente le cuadruplicara el cupo de la “tarjeta de crédito”, al pasar de $1,9 billones a $7,2 billones. Hoy también se podría decir que la tiene a tope.

Bajo esta modalidad se esperan invertir $2,8 billones para obras de Transmilenio como la construcción de la troncal por la séptima y la extensión de la troncal Caracas, $800 mil millones para las obras del metro, $179 mil millones para la reorganización de la red hospitalaria, $491 mil millones para seguridad, parques y cerros orientales, y $2,4 billones para colegios, jardines, la sede del Sena en el Bronx y el comando de Policía Metropolitana.

En cuanto a las vigencias futuras, entre otras, se han solicitado $1,2 billones para la concesión de colegios distritales, $6 billones para la primera línea del metro y $660 mil millones para la construcción de los hospitales de Usme y el complejo hospitalario Santa Clara, así como $14 mil para la implementación del nuevo Operativo Sisbén IV. En total suman $7,8 billones y a estos se les sumarían, de ser aprobado, $1,5 billones para el Hospital de Bosa y el CAD.

El problema para muchos no son las obras, sino que las deudas están pactadas a 30 años, lo que disminuirá el margen de maniobra de los próximos seis alcaldes, salvo que cree fuentes de financiación a través de nuevos negocios o impuestos. Este tipo de dudas las han tenido concejales como Álvaro Argote (Polo Democrático), quien ha advertido que las solicitudes de cupo de endeudamiento hechas por el actual gobierno distrital triplican las que tramitaron en conjunto los últimos cuatro mandatarios.

Contrario a los temores que existen frente al nivel de endeudamiento del Distrito, está la visión de la secretaria de Hacienda, Beatriz Arbeláez, quien ha señalado que el Distrito cuenta con la solidez económica suficiente para endeudarse como lo está haciendo y la capacidad para que futuras administraciones sigan acudiendo a los préstamos para hacer obras de gran envergadura.

En promedio, Bogotá cuenta con un presupuesto anual de casi $20 billones. Según la ley, en un caso extremo, podría comprometer hasta el 40 % para el pago de deudas. De acuerdo con la secretaria de Hacienda, para los próximos 10 años se proyecta la destinación de apenas el 1,7 % del presupuesto (alrededor de $340 mil millones), razón por la cual “la siguiente administración, si decide consumir todo el cupo proyectado por el Confis Distrital, podría aspirar a pedir vigencias futuras hasta por $35,4 billones de 2019”.

No obstante, este es el panorama que se vive hoy cuando las grandes obras siguen en el papel. Una vez se contraten y se pongan en marcha, las cuentas cambiarán. Las próximas dos administraciones tendrían que pagar al menos la mitad de los $15 billones comprometidos a través de vigencias futuras y cupo de endeudamiento. Esto implica que ya no tendrían que reservar $300.000 millones anuales para el pago de la deuda sino mínimo $1 billón, aumento similar a lo que actualmente se destina para la secretaría de Seguridad.

Pese a ello, la Secretaría de Hacienda no lo ve como un gran problema, pues asegura que la capacidad financiera del Distrito es alta y la ciudad está en la capacidad de responder ante cualquier eventualidad, como una caída en el PIB. “Incluso, en la peor depresión de la economía distrital y nacional, cuando sus PIB cayeron 10 y 4,2 %, respectivamente, la ciudad nunca dejó de cumplir con sus pagos, gracias al manejo responsable que se ha venido dando a las finanzas públicas”.

Por ahora, la actual administración espera que el Concejo le apruebe las últimas vigencias futuras (con lo que los compromisos sumarían casi $10 billones), para luego concentrarse en contratar las obras. De no alcanzar a dejarlas adjudicadas, estará en manos del próximo alcalde definir si sigue adelante con los proyectos y hará uso de las autorizaciones de endeudamiento gestionadas por esta administración o le busca un nuevo destino.

Por Mónica Rivera Rueda / mrivera@elespectador.com - @Yomonriver

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