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Radiografía del fanzine rolo: la historia editorial y gráfica no contada de Bogotá

En el barrio Las Nieves, los domingos aún circulan fanzines en la Calle del Corte. El movimiento ha narrado, por más de 20 años, la historia de la ciudad “under”, esquiva a la institución y a favor de la contestación sin censura.

Juan Camilo Parra

20 de agosto de 2023 - 11:00 a. m.
El trabajo a mano, casi artesanal, hace parte del espíritu del fanzine, publicación que acumula historia en Bogotá. Foto: Instituto Bogotano de Corte/ Intervención de Sebastián Torres.
Foto: Instituto Bogotano de Corte/ Intervención de Sebastián Torres.
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Es domingo. Son las 10:00 de la mañana y en el centro de Bogotá un par de jóvenes rodean la Biblioteca Nacional, en busca de la calle 21 con cuarta, barrio Las Nieves. Pedalean a prisa en sus bicicletas, cortando las gotas de la lluvia capitalina, rumbo al Instituto Bogotano de Corte (IBDC), para reclamar el fanzine dominical, cuyas copias se agotan rápido y el instituto reparte sin falta en sus puertas desde 2018.

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Lo que ocurre allí dentro, y lo que hubo antes, cuenta una historia alterna de la capital: la del movimiento del fanzine (publicaciones autogestionadas), que llevan décadas contando una Bogotá no tan conocida y sin censura. Una Bogotá de la calle, con una identidad gráfica, que se mantiene vigente desde que aparecieron las primeras ediciones en los años 80.

La historia del fanzine es también la historia gráfica de Bogotá, del cómic, de la música, de ese movimiento que ha intervenido durante años las calles con grafitis, autoadhesivos y hasta monumentos, como el Obelisco del Corte, que puso el IBDC en la séptima con 27 hace un par de años. “El objetivo es poner a circular ideas y entender qué es la calle y la historia misma”, cuenta Stinkfish, uno de los integrantes del instituto, cuya historia data de 1976.

“Todo lo que escribimos y publicamos configura la memoria de sus autores. Todo registro guarda parte del autor, porque el emisor y receptor del fanzine es el mismo autor. A diferencia de los textos de editoriales o de medios, que están pensados en quién los va a leer, en este tipo de obras lo valioso es la memoria del autor”, señala una filóloga, que ha estudiado de cerca el procesos de recuperación de fanzines, quien se hace llamar La Fanzinerossa.

La fascinante historia del Instituto Bogotano de Corte

Stinkfish, actual líder del Instituto Bogotano de Corte, recuerda cómo fue, casi por azar, que se topó con esta academia en los años 90. Fue en un fanzine donde vio un anuncio del IBDC, sin saber que ese momento definiría no solo su rumbo, sino el del propio Instituto, como espacio de creación, aprendizaje y difusión, así como laboratorio de estas publicaciones contestatarias y otras actividades dedicadas a los oficios de corte, los cuales son todos aquellos que utilizan la técnica del corte para manufacturar alguna pieza, entre ellos destacan la sastrería, la marqueterería, y otras actividades.

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“El fanzine es esa pieza del mundo editorial que rompe las lógicas. Debe existir esa publicación impresa, que se pueda entregar sin ningún costo, que retome el intercambio libre y de llevar las cosas de principio a fin, sin tener que depender de las instituciones. Por eso en nuestras ediciones tenemos una frase: ‘No compres ni vendas fanzines. Intercambia, roba y fotocopia’”, narra Stinkfish a El Espectador.

El Instituto está ubicado, desde 2018, en la Calle del Corte (calle 21 con carrera cuarta). “Su historia tiene dos momentos: el primero, cuando lo creó el médico Pompilio Martínez, y el segundo, esta nueva etapa, cuando heredamos el nombre del Instituto Bogotano de Corte”, añade el artista.

Instituto Bogotano de Corte – Sede del IBDC en el barrio Las Nieves
Foto: Instituto Bogotano de Corte

El doctor Pompilio Martínez es quizás uno de los cachacos más interesantes de la historia de Bogotá. Pasó de ser un médico, casi que exiliado entre los suyos, a ser un apasionado del corte en toda su expresión. La historia, que reposa en los archivos del Instituto, es que Martínez viajó por el mundo, llegó a ser el médico de los últimos días de Ho Chi Minh y hasta amigo del papa Juan Pablo II. Además, que ganó tres hachas de oro en un deporte vasco de corte de troncos y hasta salió en la portada del álbum Kolpez Kolpe, de Kortatu, una banda de punk del País Vasco.

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A su regreso a Bogotá, el doctor Pompilio creó el Instituto Bogotano de Corte en 1978, con la idea de que en la ciudad hubiese un lugar donde enseñar, promulgar y realizar proyectos alrededor de los oficios de corte. A su proyecto se sumaron maestros como Rogelio Zapata, quien direccionó el instituto hacia el esténcil y el fanzine, luego de tener en sus manos una copia de la primera edición del mítico fanzine Chapinero.

Después de tres décadas de historia, el Instituto cerró en 2008. A partir de ahí y durante 10 años, el legado del doctor Pompilio estuvo guardado en cajas, pese a lo valioso de su archivo. Pero en ese tiempo, trabajó en una nueva idea, que finalmente heredaron y materializaron los miembros del IDBC. Se trata del Manual de stencil, una guía que enseña las prácticas de intervención en las calles.

“Con la muerte del doctor Pompilio (agosto 23 del 2018), heredamos el instituto y así nació esta nueva era”, dice el artista, quien, observando el escudo del IDBC, agrega que es un proyecto utópico. Lo mantenemos vivo en medio de un mundo que se rige por el intercambio monetario.

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El protagonista del manual es Emptyboy, otro de los pupilos del creador del Instituto, como símbolo de su legado. Van seis ediciones del Manual, que unen el cómic y los elementos del fanzine en una guía práctica para crear esténcil y pintar. “La calle lxs hace y ellxs se juntan”, dice una frase del Manual, la cual se puede ver representada en los jóvenes que se reúnen afuera del Instituto Bogotano de Corte, para debatir y crear.

El Manual de Stencil busca brindar herramientas para el corte y la elaboración de stencil.
Foto: Instituto Bogotano de Corte

“Fluyen ideas y me preguntan por qué madrugo por el fanzine un domingo, que a veces es solo una fotocopia, pero es lo que yo busco leer, algo fuera de lo que nos entregan todo el tiempo. Es una forma también de compartir ideas y enseñanzas, que no se ven otras partes”, cuenta Juan David Ramírez, un abogado que asiste cada domingo.

Los registros del fanzine y la historia urbana de Bogotá

En la calle 73 con carrera 20C-38, se encuentra La Zineteca. Adentro, Andrés Frix Bustamante alista los fanzines que hacen parte de la exposición “Excusado PirnstSystem” (2000-2007). Frix es uno de los coleccionistas de fanzines, que tiene ediciones desde 1986 a la fecha. Aún sigue haciendo fanzines y creando espacios para distribuirlos. Es autor de A la postre subterránea fanzinometría 1986-2000 fanzine Colombia.

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“El fanzine es una publicación o un registro realizado por un fanático. Y puede haber fanáticos alrededor de la música, del arte, de la literatura y de ahí para adelante. Hay muchas concepciones acerca del fanzine y de su producción. Aquí llegó el concepto en los años 80, aunque hay publicaciones similares que circulaban desde mucho antes de que se les catalogara así”, cuenta Andrés Frix.

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El fanzine fue un motor de difusión del punk y los movimientos musicales de la escena underground de los años 80 y 90. De otra forma, publicar era imposible para esta y otras escenas, que surgieron en esa Bogotá. “Publicar siempre ha sido costoso y difícil aquí. Se necesita mucha gente para hacer un libro o una cartilla. El fanzine ofrecía esa posibilidad de hacerlo con bajo presupuesto. Creemos también que todo lo que está impreso va a perdurar”, señala el artista.

En La Zineteca la exposición “Excusado” muestra los casi ocho años de circulación de este fanzine, del cual también hizo parte Stinkfish. Pero también hay fanzines que cuentan historias como la de la visión de los punkeros sobre la película Rodrigo D No futuro, que en su momento rechazaron vehementemente, a través de publicaciones que circularon en conciertos y toques. De ahí en adelante, el fanzine ha evolucionado y sigue siendo una herramienta vigente que fue precursora de editoriales independientes.

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La exposición del mítico fanzine Excusado muestra un registro de las publicaciones de los años 2000.
Foto: Andrea Buitrago

La Fanzinoteca en la Biblioteca Nacional

Otro de los grandes registros del fanzine colombiano y bogotano se encuentra en un cuarto de archivo en la Biblioteca Nacional, ubicada a dos minutos del Instituto Bogotano de Corte. La iniciativa la promovió el bibliotecario Camilo Páez, quien en 2017 emprendió una lucha para que allí le abrieran un espacio al fanzine

“Recopilar estos documentos ha sido difícil teniendo en cuenta que la biblioteca solo admitía publicaciones que tuviesen un ISBN y número de serie. Los fanzines no tienen nada de eso, son hechos y distribuidos libremente. Camilo Páez hizo un trabajo muy importante al luchar por ese espacio, de recoger, de la mano del IDBC y otros artistas, los fanzines que configuran esa historia”, señala La Fanzinerossa.

Añade la filóloga que la Fanzinoteca es un testimonio de vida de la juventud rola. “Es una memoria que muestra el sentir, la rabia, la forma de expresión de cada uno; permite errar sin juzgar y hace de ese error algo hermoso. Hemos encontrado fanzines incluso de ultraderecha; hemos visto tanto fanzines del espectro político como apolítico, y nunca pelean”.

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Actualmente, el fanzine se sigue moviendo entre las calles, entre conciertos, algunas ferias, algunos los venden, otros los reparten a cambio de una moneda de $100, para sacarle copia y seguirlo distribuyendo. Persisten movimientos y artistas que continúan vigentes, como: Colombian Trash, Ficciorama, Empty Boy, La Fanzinerossa y La Maleta Fanzinera, entre otros.

“El futuro del fanzine es ahora. Busca nuevos públicos. El Distrito lo ha incluido en proyectos en BiblioRed, incluso ha llegado a instancias como a reclusos en cárceles. El trabajo que sigue haciendo el IDBC en el barrio Las Nieves con sus talleres de fanzine, de esténcil, lo mantiene vivo”, añade La Fanzinerossa. Stinkfish, cierra diciendo que “nunca se sabe a dónde llega el papel y qué efectos tiene. Lo importante es que siga esa dinámica”.

Este domingo será uno más para que una nueva edición llegue a las manos del público. Sin embargo, para los jóvenes que habitualmente corren hasta las puertas del Instituto Bogotano de Corte para reclamarlo, tendrán que cambiar de rumbo, ya que este fin de semana se repartirá en la exposición del fanzine “Excusado”, en La Zineteca, espacio dedicado al arte y a resaltar estas publicaciones, configurando una nueva narrativa fanzinera, con movimientos y artistas que continúan vigentes.

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Descarge fanzines, imprima, fotocopie...

Manuales de stencil

Ediciones de El Punzocortante

Ediciones de El Cortopunzante

Ficciorama

Colombian Trash

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Por Juan Camilo Parra

Periodista egresado de la Universidad Externado de colombia con experiencia en cubrimiento de orden público en Bogotá.jparra@elespectador.com
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