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En lo corrido de 2025, Bogotá ha registrado 38.701 reportes de accidentalidad escolar, según datos del Sistema de Alertas Tempranas de la Secretaría de Educación Distrital.
El aumento, del 29,85 % frente al mismo periodo del año anterior, encendió las alarmas en el Concejo de Bogotá, donde la concejal María Clara Name, coordinadora de la Bancada por la Niñez, lideró una reunión con la Secretaría de Educación para analizar las causas y los vacíos en prevención.
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“Este indicador reportó un aumento notable, convirtiéndose en el módulo con el mayor incremento en los reportes. Por eso hacemos seguimiento a las acciones de la administración para garantizar la seguridad del servicio educativo”, señaló la concejal Name.
El panorama muestra que los niños entre 8 y 12 años concentran el 52 % de los casos (19.937 reportes), mientras que los hombres representan el 61 % (23.422 incidentes). En cuanto a las causas, las caídas a propia altura y los golpes o ataques por fuerza contundente son responsables del 78 % de los accidentes escolares.
“Nuestros menores requieren cuidado y vigilancia cuando están en los colegios. Hay que identificar las causas del incremento y revisar si las medidas preventivas son efectivas”, advirtió la concejal.
Las localidades con mayor número de reportes son Bosa (18 %), Ciudad Bolívar (12 %), Kennedy (11 %) y Usme (10 %). Para la bancada, estas zonas deben ser prioridad en la evaluación de protocolos y acciones correctivas dentro de los planteles educativos.
Entornos escolares inseguros
La alerta no es aislada. De acuerdo con un informe de El Espectador sobre siniestralidad vial, los entornos escolares se han convertido en zonas críticas de riesgo para niños y adolescentes.
“Entre enero y agosto de 2025, Bogotá registró 193 muertes en incidentes de tránsito, y varios de ellos ocurrieron cerca de instituciones educativas”, señala el artículo.El mismo texto advierte que la combinación de vías inseguras, exceso de velocidad y falta de control sigue cobrando vidas, pese a los programas de seguridad vial implementados por el Distrito.
En ese contexto, los casos de accidentalidad dentro de los colegios amplían la dimensión del problema: no solo preocupa lo que ocurre en las calles, sino también al interior de los entornos educativos, donde los niños deberían sentirse seguros.
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