Dos babillas y una tortuga icotea fueron rescatadas de condiciones de tenencia ilegal en un predio rural del municipio de Pacho, en el noroccidente de Cundinamarca. Los animales permanecían en un entorno inadecuado para su supervivencia y sin los permisos ni condiciones de manejo especial exigidos por la legislación ambiental colombiana con este tipo de especies silvestre.
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El operativo se llevó a cabo en la vereda Pajonales, tras una denuncia ciudadana que alertó a las autoridades sobre la presencia de fauna silvestre en cautiverio víctima de tráfico de fauna. La intervención fue realizada por un equipo técnico de la Dirección Regional Rionegro de la Corporación Autónoma Regional, en coordinación con la Policía de Carabineros. En conjunto, las autoridades realizaron dos procedimientos que derivaron en la incautación de los tres animales.
En la primera intervención se rescató una babilla (Caimán crocodrillus), mientras que en una segunda visita se logró el rescate de una segunda babilla y una tortuga icotea (Trachemys scripta). De acuerdo con la Corporación, los ejemplares no contaban con condiciones adecuadas de manejo ni autorización para su permanencia en el predio.
Tras el rescate, los animales fueron valorados por personal especializado de la CAR, que determinó la necesidad de iniciar un proceso de rehabilitación dadas las precarias condiciones en las que malvivían. Por esta razón, fueron trasladados al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV), ubicado en el municipio de Tocaima, donde se realizará el análisis de su estado físico, biológico y comportamental, previo a una eventual liberación en su hábitat natural.
Durante el procedimiento, el propietario del predio reconoció haber trasladado los animales desde otra finca de su propiedad en el departamento de Caldas, lo que confirmó la tenencia irregular y el transporte ilegal de fauna silvestre entre departamentos, una práctica prohibida por las normas ambientales vigentes en el país.
Cabe mencionar que estas dos especies se consideran en peligro debido a la persecución de la que son víctimas a lo largo y ancho del país. Sus pieles, huevos y su carne, cuyo consumo es prohibido, siguen siendo una constante.
“Continuaremos fortaleciendo las acciones de control y protección de la fauna silvestre en el territorio. Cada denuncia ciudadana es fundamental para combatir la tenencia ilegal y garantizar que estos ejemplares regresen a su entorno natural”, señaló Alejandro Fiquitiva Casallas, director regional de la CAR Rionegro.
La autoridad ambiental reiteró que la captura, tenencia, transporte y exhibición de animales silvestres sin los permisos correspondientes constituye una infracción ambiental, debido al impacto que genera sobre las poblaciones naturales. En un país como Colombia, reconocido por su alta biodiversidad, la extracción de ejemplares de su entorno afecta directamente el equilibrio de los ecosistemas.
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