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El Congreso de la República aprobó la ley con la que se establece el marco normativo que le permitirá a la región tener la figura de área metropolitana con Bogotá, logrando consolidar una iniciativa que cumplía más de 40 años y que no se había logrado concretar, pese a haberlo intentado a través de diferentes figuras. El visto bueno del Legislativo se da en un momento crucial, en el que existen buenas relaciones entre la Alcaldía y la Gobernación de Cundinamarca, entidades que incluyeron en sus planes de desarrollo un capítulo específico con metas para sacar adelante la Bogotá-Región, que incluyen acuerdos en temas de seguridad y de movilidad, con la construcción del Regiotram del Norte y del Sur.
Pese a que el visto bueno del Congreso representa un gran paso para la integración, aún queda un camino largo para ponerla en marcha, pues es necesario que se establezcan las reglas de juego y las condiciones que cumplirán la capital, el departamento y los municipios, de tal forma que se logren superar los temores y se establezca de una forma clara cómo se financiará esta nueva figura territorial.
De acuerdo con José Daniel López (Cambio Radical), uno de los impulsores del proyecto junto con los 18 representantes a la Cámara por Bogotá, este proyecto es un cascarón que no existía antes y que ahora les abre las puertas tanto a la región como a la Gobernación para crear una verdadera figura de integración, “en la que Bogotá sí sea parte, porque pese a que está dentro de Cundinamarca no elige ni diputados ni gobernador, mientras que toda la parte administrativa de esta última está en la capital, pero bajo una relación muy particular”.
Si bien en la ley aprobada se dejan claros algunos puntos, como la superioridad jerárquica que tendrá esta figura sobre los temas que se concerten; el respeto a la autonomía territorial, tanto para vincularse o desvincularse de ella, y la toma de decisiones por consenso para que Bogotá no sea la que domine, pero que no se desconozca su relevancia, las voces en contra no se han hecho esperar.
Congresistas como Ángela Robledo (Colombia Humana), por ejemplo, mostraron su inconformismo con la aprobación del proyecto, ante los posibles riesgos que esto puede traer a la región, como el volteo de tierras en la armonización de los planes de desarrollo. Por su parte, el senador y exalcalde de Bogotá Gustavo Petro planteó una posible especulación inmobiliaria y se quejó de la falta de participación ciudadana en su creación.
“Esto no ha tenido una discusión abierta. Pasó rápidamente y la ciudadanía debe saber qué pasará con su territorio, con su casa y con su barrio, y en esa medida, si no quieren que esto suceda, debe actuar, movilizarse y llevar el tema a la Corte Constitucional”, dijo el senador en medio de la plenaria al referirse a la pérdida de autonomía.
Otros tienen opiniones más moderadas, como la de María Mercedes Maldonado, exsecretaria de Hábitat y Planeación, quien cree que la integración será exitosa solo si dentro de la ley orgánica se establecen reglas de juego que permitan un ejercicio democrático equitativo y sostenible, en el que haya relaciones ecológicas, demográficas y económicas más fuertes.
O la de Ómar Oróstegui, director de Bogotá Cómo Vamos, quien considera que si bien uno de los principales logros en este momento fue haber puesto de acuerdo a partidos de diferentes líneas en la región, el reto que se viene será grande, pues se debe partir del hecho de que existen diferentes dinámicas en la sabana: por ejemplo, el norte es más residencial, en el occidente están los parques industriales y las zonas francas, y el sur está definido en su mayoría por Soacha.
“Ya se logró una concertación en las agendas políticas, lo cual es un paso largo en un camino en el que hay temas muy sensibles. Para no ir muy lejos, están los cuerpos colegiados (asamblea y concejos), o los recursos, que van a depender del tamaño y la figura de cada municipio, y si estos tendrán la capacidad financiera para hacer aportes en un momento pospandemia”, indicó Oróstegui.
Por ahora, lo cierto es que la Alcaldía de Bogotá y la Gobernación tendrán que analizar los resultados puntuales de las integraciones existentes como la Región Administrativa y de Planeación Especial (RAP-E) y la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), para así comenzar a analizar los escenarios que deberá enfrentar, como la migración hacia los municipios cercanos y las necesidades en movilidad, pues está claro que temas como los servicios públicos, la seguridad y el transporte intermunicipal estarán en la agenda.
Se espera que hoy se vote la conciliación de la ley y, por consiguiente, pase a sanción presidencial para que quede en firme. Con esto, de acuerdo con el congresista José Daniel López, seguirá la formulación de la ley orgánica que esperan estructurar junto con los representantes a la Cámara por Cundinamarca, mientras que en el proyecto de área metropolitana deberá ser llevado al Concejo de Bogotá y a la Asamblea, donde aseguran tener la aprobación de las mayorías. Resta esperar de qué forma se estructurará la ley orgánica, que al fin de cuentas determinará qué municipios querrán sumarse a la vieja propuesta de integrar el área metropolitana de Bogotá.
