Moreno quiere que la iniciativa sea aprobada este fin de semana en comisión y que concluya su trámite ocho días después. Sin embargo, los concejales manifestaron el miércoles dudas que podrían prolongar la discusión.
Lo que está en juego es, ni más ni menos, que el soporte para la ejecución de obras como la tercera fase de Transmilenio y la cobertura social a los menos favorecidos. Si el Concejo no aprueba la armonización, el plan de gastos de este año quedaría en el limbo, porque los recursos que quedaron de la administración de Lucho Garzón sólo pueden ser utilizados en los proyectos que le fueron aprobados a la pasada administración.
Por ejemplo, la Alcaldía tiene recursos para alimentar a las personas menos favorecidas inscritas en el programa “Bogotá sin Hambre”, pero dicha iniciativa ya no existe con ese nombre, porque Moreno la rebautizó como “Bogotá bien alimentada”. Parece un tecnicismo, pero el gobierno de la ciudad no puede gastar en planes que no han sido aprobados así sólo hayan cambiado de nombre.
El proyecto de la Alcaldía hace énfasis en la necesidad de traslados presupuestales por $12 mil millones y estipula que habrá inversión nueva por $3 billones. Lo que no convence a concejales como Fernando López es el origen de esos dineros. “No es lo mismo decir que los recursos saldrán de fuentes ciertas como los ingresos corrientes, a suponer que vendrán de autorizaciones de créditos”, indicó.
Entidades como la Secretaría de Educación y el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) no hicieron la debida armonización dice López en este primer semestre. La Universidad Distrital, por ejemplo, ejecutó recursos en junio por más de $656 millones; la Secretaría de Movilidad y el IDU, por el contrario, apenas pudieron ejecutar el 8,84 y 4,43% de su presupuesto, respectivamente.