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Con el cañón del arma de fuego apuntando a su cabeza, la víctima no tenía opción de huir. Su vida, además de depender de la persona que estaba dispuesta a apretar el gatillo, también estaba sometida a la espera de que sus familiares pagaran el rescate. Son secuestros exprés, el mayor de ellos dura apenas un par de días, porque la presión del delincuente es tanta, que las extorsiones se logran pagar casi siempre en cuestión de horas.
“Allá se quedan dos y en la trocha, en el monte, cuando ya vayan llegando, por Whatsapp Nicolás me tira el pitazo. Les aviso a ustedes discretamente, para que cuando lleguen al hueco, agarrar a los manes. Esos manes con un fierro, con uno solo, copean de lo lindo”. Con esta conversación la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional lograron interceptar por lo menos diez minutos de diálogos entre los siete integrantes de los Gerberth.