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El robo de cable de cobre y de fibra óptica, lamentablemente, se ha vuelto una actividad delictiva frecuente a lo largo y ancho de la capital. Las redes de cableado que suministran el servicio de internet, y de telefonía son apetecidas debido al valor que en el mercado negro tiene la venta del kilo de cobre y de otros de sus componentes.
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Pese a las estrategias de mitigación del delito, su incidencia sigue causando estragos. En las últimas horas, seis sujetos fueron capturados tras ser sorprendidos por las autoridades robando cable de fibra óptica en la localidad de Fontibón, en el occidente de Bogotá. Llama la atención que pese a que las empresas de telefonía e internet han reemplazado la mayoría de cableado de cobre por una nueva red de fibra óptica (que no tiene cobre y, por lo tanto, su precio en el mercado negro se reduce considerablemente) los hurtos se sigan registrando con cierta frecuencia.
En este nuevo caso, las capturas se efectuaron en el barrio Salitre, luego de que la comunidad del sector notara movimientos sospechosos de varios sujetos y diera aviso a las autoridades.
Cuando los uniformados llegaron, en efecto, encontraron a los sospechosos extrayendo una gran cantidad de cable de las redes subterráneas del sector. Los sujetos fueron capturados en flagrancia y dejados a disposición de las autoridades competentes.
En medio del procedimiento de captura, las autoridades recuperaron 56 metros de cable de fibra óptica, cuyo valor en el mercado negro supera los $6 millones.
Robo de cable en Bogotá: el enorme negocio del cobre detrás de los pequeños hurtos
Una de las empresas que más ha sufrido este problema es la ETB. La empresa de telecomunicaciones del Distrito informó que, en 2023, de robo en robo, los delincuentes sustrajeron más de 400 kilómetros de cableado público, cifra que equivale a la distancia que separa a Bogotá de Medellín. En 2024 la situación escaló dramáticamente: con corte en agosto, se registraron más de mil hurtos y durante el primer trimestre del año, este tipo de robos aumentaron 140%.
¿Por qué es tan apetecido?
“El cable se mueve mucho, porque es de lo que mejor pagan en las chatarrerías y en los chuzos que se prestan para eso. Por ejemplo, hace unos meses usted llevaba un kilo de cable de cobre pelado y le daban entre $30.000 y $35.000. Si lo lleva sin pelar, le pagan por bajito entre $23.000, más o menos. Eso es un negocio grande, porque si se lo pagan bien a los que se lo roban, los que lo compran deben triplicar esa cifra. Ahí no hay pierde”, señaló, en diálogo con El Espectador, Yeison, un joven que reside en los pagadiarios del centro y se gana su sustento diario con labores de reciclaje.
“A mí agarrar esos cables para venderlos siempre me ha dado miedo, porque he escuchado muchos casos de gente que se ha muerto electrocutada al agarrar cables, pero de energía. Pero sé cómo se mueve y ahí está la plata. Muchos prefieren robarse unos metros de esa vaina a tener que hacer una ruta de reciclaje, porque ahí, por bien que le vaya, no llega a ganarse lo que puede darle el cable”.
En esto coincide Álex Blanco, presidente de la ETB. “El apetito por el cobre se da, principalmente, por un aumento en el precio del metal en el mercado internacional. El valor se ha duplicado en el último año y puede que, incluso, más. Eso, por su puesto, hace que el cobre sea un botín apetecido por las bandas delincuenciales”.
Las salidas
Señala Blanco que los más de mil hurtos de cable que se han reportado este año no distinguen zona. “Nuestra red se expande por toda Bogotá y vemos con preocupación que a lo largo y ancho de la ciudad el hurto del cableado es una constante. Para revertir esa tendencia hemos avanzado en varios frentes. Actualmente, tenemos el 85% de nuestros clientes con cobertura de fibra óptica y la meta, para final de este año, es lograr que el 100% de los usuarios tengan fibra óptica. Luego, retiraremos el cableado de cobre, para que, simplemente, no haya que robarse”, señala.
En este punto es preciso señalar que la tecnología de fibra óptica es la forma más efectiva de enfrentar el problema, pues lo elimina de raíz. El cableado de la fibra óptica está compuesto por un hilo muy delgado, que puede ser de silicio, vidrio o algún otro material dieléctrico (es decir, que no conduce cargas eléctricas) y al no tener el cobre, lo hace inocuo para los fines delincuenciales. Además, la fibra óptica permite mayor velocidad en el servicio de internet.
Otro de los frentes que ha fortalecido la empresa para enfrentar el problema tiene que ver con robustecimiento del sistema de respuesta y soluciones rápidas por los fallos en el servicio que genera el robo de cable. También iniciaron un proceso de marcación de cables, para diferenciar los de fibra óptica de los tradicionales, además del despliegue conjunto con la Policía, la Fiscalía y la Secretaría de Seguridad.
El presidente develó un dato que da cuenta de la complejidad del problema y la relación directa con la exportación de cobre. “En un informe que tenemos, basado en datos de la DIAN, evidenciamos que el año pasado el país exportó US$ 630 millones en cobre, cuando Colombia es un país que solo tiene una mina, que exporta US$ 112 millones. Entonces tenemos más de US$500 millones que se exportan con lo que se denomina chatarra de cobre, que, entre muchos otros elementos, se vale de cobre que viene en el cableado que se roban, el cual luego se funde y termina saliendo del país”.
En ese sentido, señaló que están desarrollando estrategias articuladas con la Policía de aduana y la DIAN para que toda exportación de cobre tenga una trazabilidad del origen del metal, para garantizar que no provenga de una actividad ilícita.
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Por Redacción Bogotá
