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Nuevamente, las autoridades ambientales toman medidas contra predios que se prestan para la mala disposición de escombros y otros elementos propios de actividades de construcción, actividad que constituye una de las principales causas de contaminación de ecosistemas y acuíferos en el Cundinamarca.
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Uno de los casos más recientes se reportó en el municipio de Mosquera, en donde personal de la Corporación Autónoma Regional y del grupo de caballería Tequendama del Ejército, frenaron la actividad de un predio que tenía autorización para usos agrícolas, pero que en realidad estaba siendo usado como escombrara y punto de descargue de residuos.
El predio en cuestión está ubicado en la vía Mosquera-Bogotá, en la calle 13 con carrera 123. Allí, en el momento de la diligencia, la autoridad ambiental encontró, en flagrancia, a una volqueta descargando residuos de demolición de un volumen aproximado de 15.6 m3. Entre los materiales que iban a ser abandonados en el predio figuran bloques de cemento y ladrillos, fragmentos de cerámica, costales de fibra, papel aluminio, vidrio, tela, bolsas y guantes de plástico, varillas de hierro, tubos de PVC, troncos de madera, llantas y asfalto.
“En esta acción coordinada de la CAR y la Fuerza Pública, logramos suspender de manera inmediata la disposición de residuos de demolición y construcción – RCD, mientras el laboratorio de la CAR avanza en los estudios a detalle para tener claridad de las afectaciones realizadas en este predio al recurso suelo y al paisaje”, afirmó la directora regional Sabana Occidente de la CAR, Mercy Johanne Ospina.
Por otro lado, la entidad confirmó que el predio gozaba de un permiso otorgado por la CAR en 2023 para un supuesto proyecto de adecuación y restauración de suelos con fines agrícolas ideado para la siembra de hortalizas y pastos mediante la disposición de material de excavación, arenas, limos, arcillas y tierra negra. Ante la evidencia de que el predio estaba siendo explotado para dejar escombros, la entidad procedió con la medida de suspensión inmediata.
Lo anterior, se suma al hallazgo de un montículo que contenía residuos de construcción y demolición envueltos en una matriz de lodo y barro. Además, en el punto había un terraplén de aproximadamente 10 hectáreas con una altura entre los 3 y los 6 metros, “lo que evidencia que no se estaría dando cumplimiento al permiso otorgado por la CAR en octubre de 2023 en la que se autoriza una altura promedio de 1.8 metros, máximo”, advierte la entidad.
“Esta práctica demuestra un manejo inadecuado que afecta el recurso suelo al causar compactación, reduciendo su porosidad, capacidad de infiltración y aireación. Esto compromete las primeras capas y reduce su funcionalidad al actuar como una barrera física que interfiere con diferentes procesos del ecosistema”, puntualiza la directora.
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Por Redacción Bogotá
