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En medio del debate que suscitó la aprobación, en cuarto debate, del proyecto de ley 111 que regula las bicicletas y patinetas con motor eléctrico, que las avala para transitar por ciclorrutas, e incluso propone eximirlos del SOAT, la Secretaría de Movilidad de Bogotá insiste en la necesidad de prohibir su circulación para proteger la seguridad de los usuarios históricos de las ciclorrutas de la ciudad.
En contexto: Nuevo temor para la movilidad: patinetas y bicis eléctricas por las ciclorrutas
Entre las regulaciones que propone el proyecto de ley, impulsado por el senador Julio Alberto Elías, se destaca que solo vehículos autorizados por Mintransporte (no por ley) podrían circular por las ciclorrutas del país, a una velocidad máxima de 25 km/h, creando una categoría nueva: vehículos eléctricos livianos de movilidad personal urbana (Velmpu), en la cual solo entrarían patinetas, motos y bicicletas eléctricas con menos de 1.000 W.
No obstante, detrás de esta medida, que beneficiaría a muchos propietarios de este tipo de vehículos, que no tienen claro por dónde pueden transitar, también hay varios contras. Para empezar, que pueden alcanzar hasta 50 km/h de velocidad, lo cual sería un riesgo en las ciclorrutas. El otro es que, a pesar del riesgo, los Velmpu quedarían exentos de requisitos como el registro de matrícula y el SOAT. Dicha flexibilidad, a la larga, incentivaría su compra en ciudades como Bogotá y, de paso, conflictos en las ciclorrutas.
En medio de la discusión, la Secretaría de Movilidad sorprendió esta mañana a los usuarios los Velmpu con la instalación de señales de tránsito que prohíben expresamente la circulación de este tipo de vehículos en ciclorrutas. “Hoy instalamos nueva señalización con la que reforzamos el llamado a los conductores de ciclomotores, tricimotores y motos a respetar la cicloinfraestructura y así evitar poner en riesgo a las y los ciclistas”, señala Claudia Díaz, secretaria de Movilidad.
Son tres tipos de señales las que se instalaron, priorizando 108 zonas críticas de accidentalidad y conflicto entre los distintos usuarios que hoy transitan por las ciclorrutas: señales verticales de prohibición de tricimotores, ciclomotores y motos eléctricas.
Esta intervención inicial, que se realizó en 14 localidades, se piensa extender en toda la red de ciclorrutas de la capital del país.
En la calle 92 con 11, en Chapinero, uno de los puntos priorizados, los equipos de Cultura para la Movilidad de la entidad, han sensibilizado a más de 2.000 usuarios de ciclomotores frente al correcto uso de ese medio de transporte, haciendo énfasis en las zonas en que pueden transitar.
Otro punto clave de la intervención es la ciclorruta de la carrera séptima, que se extiende por más de 17 kilómetros y se extiende desde la localidad de San Cristóbal, en el sur, hasta la localidad de Usaquén, en el norte de la ciudad.
Sin embargo, los defensores del proyecto señalan que estas iniciativas irían en contra de la ley, pues solo depende de la sanción presidencial. Y, en caso de aprobarse, se incurriría en un probable caso de detrimento patrimonial, teniendo en cuenta que se instalaron ad portas de la sanción definitiva y su función quedaría obsoleta a unos pocos días de su puesta en servicio.
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