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Este 29 de diciembre, estudiantes de Medicina salieron a las calles en Bogotá y al menos otras 16 ciudades del país para exigir el pago del internado médico, una etapa obligatoria de su formación que actualmente se realiza sin salario, sin seguridad social completa y bajo extensas jornadas laborales.
La movilización, que se replica en ciudades como Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Pereira, Cartagena, Pasto, Neiva y Villavicencio, busca visibilizar una situación que por años ha sido normalizada dentro del sistema de salud: miles de internos trabajan a tiempo completo en hospitales y clínicas sin recibir ningún tipo de remuneración.
En Bogotá, el plantón principal se desarrolla frente al Ministerio de Salud, mientras que en otras regiones las concentraciones se realizan en hospitales universitarios y centros médicos de referencia.
Jornadas largas, sin salario ni garantías
Durante el internado, los estudiantes cumplen turnos que pueden superar las 12 horas diarias, incluyendo noches, fines de semana y festivos. Participan activamente en la atención de pacientes, apoyan procedimientos médicos y responden a las dinámicas hospitalarias como cualquier trabajador del sistema de salud.
Sin embargo, a diferencia del personal contratado, no reciben salario, no cuentan con prestaciones sociales y solo tienen cobertura en riesgos laborales, lo que los obliga a sostenerse con recursos propios o apoyo familiar.
Esta realidad, aseguran, genera endeudamiento, desgaste físico y emocional, y en algunos casos la deserción temporal de la carrera.
Una exigencia que lleva años
La demanda no es nueva. Desde hace varios años, estudiantes y asociaciones médicas vienen solicitando que el internado sea reconocido como una etapa laboral con condiciones mínimas de dignidad.
En Colombia, esta etapa sigue siendo obligatoria, no remunerada y sin garantías plenas, pese a que los estudiantes sostienen buena parte de la atención hospitalaria.
Lo que piden los estudiantes
Entre las principales exigencias están:
- Pago mensual para los internos de Medicina.
- Reconocimiento del internado como trabajo formativo.
- Afiliación completa a seguridad social.
- Condiciones dignas durante la práctica clínica.
La movilización busca abrir un diálogo real con el Gobierno Nacional y el Congreso para que estas condiciones queden plenamente reglamentadas.
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Una ley aprobada, pero sin recursos
El reclamo tomó fuerza luego de que la reforma laboral incluyera el pago de un salario mínimo mensual para los internos de Medicina a partir de 2026. Sin embargo, aunque la norma ya fue aprobada, su implementación sigue frenada por la falta de autorización presupuestal.
De acuerdo con los voceros del movimiento, el principal obstáculo es que el Ministerio de Hacienda aún no ha avalado los recursos necesarios para ejecutar el pago.
Según las estimaciones oficiales, el Estado deberá destinar más de 146.000 millones de pesos para beneficiar a cerca de 8.600 internos de 67 facultades de Medicina, a través de la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Adres).
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“El internado es trabajo, no voluntariado”
Andrés Salcedo, uno de los promotores nacionales del plantón, explicó que la protesta busca que se cumpla lo ya aprobado en la ley:
“Nos movilizamos por el pago a los internos. Hace seis meses, dentro de la reforma laboral, quedó estipulado que los estudiantes de último año de Medicina recibirán una ayuda equivalente a un salario mínimo. Los internos trabajan de domingo a domingo, hasta doce horas al día, y además deben asumir matrículas muy altas y sus gastos de manutención”.
Según Salcedo, la responsabilidad de destrabar el proceso recae directamente en los ministerios de Hacienda y Salud, y advirtió que el tiempo corre en contra, ya que los plazos fiscales para asignar recursos son limitados.
Una protesta que va más allá de los estudiantes
Para quienes participan en la movilización, el problema no solo afecta a los internos, sino al sistema de salud en general. La falta de condiciones dignas desincentiva la formación médica y termina impactando la calidad de la atención a los pacientes.
Por ahora, la consigna es clara: el internado no puede seguir siendo trabajo sin salario.
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