
Érika Aponte denunció tres días antes de su muerte, que estaba en riesgo. A pesar de que se notificó a varias autoridades, el feminicida llegó hasta su sitio de trabajo y la asesinó.
Foto: EFE - Rodrigo Sura
El feminicidio de Érika Aponte Lugo a manos de Christian Camilo Rincón, en el centro comercial Unicentro, pone de nuevo la lupa sobre la efectividad y rapidez con la que actúan los sistemas de protección a potenciales víctimas de feminicidio en Bogotá. La Personería reveló que ella denunció violencia intrafamiliar y alertó la amenaza tres días antes del crimen, al comunicarse con la línea “Llamada de Vida”, de la Secretaría de Integración Social.
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Por Alexánder Marín Correa
Periodista con experiencia en periodismo judicial, investigación, local y de datos. Actualmente editor de la sección Bogotá, del diario El Espectador y asociado de Consejo de Redacción (CdR), organización que promueve el periodismo de investigación en Colombia. @alexmarin55Jamarin@elespectador.com
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