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Javier Velásquez fue uno de los transeúntes que se encontraba cerca del lugar del atentado; él estaba en el edificio Osaka Trade Center que está a menos de una cuadra del lugar y afirma que está “vivo de milagro”.
Velásquez pasó solo 10 minutos antes de que la bomba estallara por la zona y destacó que para ese momento él no vio el bus que provocó el estallido en el lugar, por lo que indica que no cree “que el bus llevara mucho tiempo ahí antes de explotar". Posteriormente se confirmó que no erá el bus el que llevaba la carga explosiva.
Además contó que mientras el lugar se llenaba de curiosos él acompañó a uno de los transeúntes que “tenía una profunda herida en el pie y la pierna. Al hombre le cayó un vidrio y botaba sangre como un manantial” hasta que recibió ayuda.
El testigo cuenta que la explosión sonó como “cuando se toma un costal de arena y se arroja a un hueco en el vacío (…) fue una cosa pavorosa, fue tal el impacto que todo lo que estaba en las estanterías de la cafetería donde me encontraba se cayó”
Agregó además que “en la esquina donde detonó la bomba estaban los vendedores de los semáforos, que debieron también quedar heridos, junto con los que estaban en Próvida, una fundación de abuelitos que queda pasando la calle”.
“En mi edificio también hubo varios heridos, es un sitio sumamente concurrido, yo creo que hay muchos más lesionados de los que se dice en los comunicados”.
Velásquez señaló que cuando salió del edificio pudo observar que en el semáforo donde ocurrieron los hechos había bastantes personas lesionadas, sumados a todos los que esperaban que el semáforo cambiara.
“Fue una experiencia aterradora (…) no alcancé a ver a Londoño, pero pude apreciar que el carro que estaba junto al bus quedó completamente destrozado”