
El 67 % reconoció haber incurrido en conductas de alto riesgo bajo los efectos del tusi, como conducir, mantener relaciones sexuales sin protección, sufrir afectaciones físicas o mentales, e incluso participar en actos delictivos.
Foto: Archivo Unimedios
El policonsumo de drogas, asociado al tusi, parece que se ha ido normalizando progresivamente en el mundo. Y mientras esto ocurre, en Bogotá avanzan los intentos por entender este fenómeno, que crece en consumidores, producción y adulteración, por lo que sus efectos y su composición siguen siendo un reto para las investigaciones, que buscan plantear caminos para la reducción de riesgos.
Por Juan Camilo Parra
Periodista egresado de la Universidad Externado de colombia con experiencia en cubrimiento de orden público en Bogotá.jparra@elespectador.com
Conoce más