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Última cuarentena sectorizada antes de la “nueva normalidad” en Bogotá

Con el pico de la pandemia en curso, y teniendo en cuenta las cifras, el Distrito ordenó el cierre de siete localidades: Teusaquillo, La Candelaria, Usaquén, Chapinero, Antonio Nariño, Santa Fe y Puente Aranda. En septiembre arrancarán los planes pilotos para reactivar paulatinamente la ciudad. Estas son las nuevas medidas en Bogotá.

Redacción Bogotá
14 de agosto de 2020 - 12:31 a. m.
Todas quedarán en cuarentena por 14 días.
Todas quedarán en cuarentena por 14 días.
Foto: JOSE VARGAS ESGUERRA

Pese a que la alcaldesa Claudia López. dijo hace unos días que no contemplaría más cuarentenas sectorizadas, el análisis de los datos de contagio y de transmisibilidad, así como la necesidad de reducir unas semanas más el tránsito de ciudadanos, la llevaron a replantear su decisión. Todo como antesala al nuevo paquete de medidas para la transición de Bogotá a la denominada “nueva normalidad”, la cual empezaría en septiembre con una serie de planes pilotos para reactivar de forma paulatina varios sectores como el aeropuerto, la terminal de transporte, los restaurantes, los parques y las ciclovías.

Pero antes de dar el salto y permitir que la gente se empiece a mover con un poco más de libertad (teniendo todas las precauciones), los expertos insistieron en la necesidad de hacerlo teniendo en cuenta las estadísticas alrededor del COVID-19. Y fue justo producto de ese análisis que se determinó que a partir de este fin de semana siete localidades comenzarán un nuevo aislamiento. Se trata de Teusaquillo, La Candelaria y Usaquén (que no estuvieron en el primer ciclo), así como Chapinero, Antonio Nariño, Santa Fe y Puente Aranda, que repiten aislamiento. Todas quedarán en cuarentena por 14 días, desde el 16 hasta el 30 de agosto.

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Si bien las zonas que se eligieron apenas concentran el 16 % de los contagios en la ciudad y 1,2 millones de habitantes, sí cuenta con particularidades que llevaron al Distrito a tomar la decisión. Por un lado, algunas registran altas tasas de contagio (hasta 1.379 casos por cada 100 mil habitantes, como Santa Fe), lo que se traduce en mayores posibilidades de adquirir el virus, y por el otro que, a pesar de que varias son pequeñas, registran un gran número de población flotante. “Modelamos para tratar de cerrar lo menos posible, pero con un alto impacto”, explicaron desde la administración.

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Las reglas de juego no serán diferentes a las que se aplicaron en el aislamiento sectorizado. Es decir, en estas localidades estará limitada la libre circulación de vehículos y personas, excepto para actividades esenciales como abastecimiento y compras de primera necesidad. Quienes salgan tendrán que respetar el “pico y cédula” y usar obligatoriamente tapabocas, so pena de recibir una multa de $980.657. Otras normas que tendrán que cumplir los habitantes de las zonas aisladas son que solo una persona del núcleo familiar puede salir a realizar compras y que el expendio de licor quedará prohibido entre viernes y domingo. De acuerdo con el Distrito, en las localidades continuará asegurándose una renta básica de $240.000 para los hogares más pobres, mediante giros monetarios o mercados.

Como, de acuerdo con la alcaldesa, los esfuerzos de las últimas seis semanas no han sido en vano y se logró el objetivo que era bajar la velocidad de contagio, en este momento la ciudad llegó al punto más alto y ahora se mantendrá en una meseta por varios días. Según los modelos del equipo de epidemiólogos, a finales de agosto ese pico empezaría a bajar, tal como estaba proyectado.

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“Bogotá es una ciudad muy grande y heterogénea, y el efecto de la cuarentena se debe evaluar por localidades e incluso por UPZ para saber cómo va la afectación y la velocidad de contagio”, aseguró López al explicar cómo se implementará la cuarentena sectorizada, que se proyectó con rigurosos estudios epidemiológicos que tuvieron en cuenta variables como la velocidad de contagio, la cantidad de casos de personas hospitalizadas, la velocidad de casos diarios y en general alta vulnerabilidad. Por eso se incluyeron localidades como Santa Fe y Chapinero, que deben repetir el turno de cuarentena debido a que su velocidad de contagio sigue siendo muy alta. En Usaquén y La Candelaria se aplicará, porque si bien sus indicadores no son altos, no habían entrado en el circuito de cuarentenas por localidades.

Por su parte, aunque Barrios Unidos tiene aún una alta velocidad y vulnerabilidad, fue excluida del último turno de cuarentena porque ya lleva 20 días de aislamiento. “A los habitantes de Barrios Unidos, que terminan hoy su turno de cuarentena, hay que agradecerle, pero hay que pedirle también un extremo cuidado para las próximas semanas”, dijo la mandataria.

Lo que sigue

Una vez se cumpla la cuarentena sectorizada, anunciaron desde la administración, se pondrán en marcha una serie de planes pilotos que, si bien ya se habían mencionado, podrían tener ajustes en las próximas semanas. Entre ellos están sectores como restaurantes, iglesias, comercio, transporte, educación, espacio público y hasta en el trabajo, que se irán poniendo en marcha de a poco, teniendo en cuenta los protocolos de bioseguridad y las cifras de contagios.

Quizás una de las novedades más importantes tiene que ver con la ejecución de los planes para reactivar el transporte intermunicipal aéreo y terrestre. Aunque el ministro de Salud, Fernando Ruiz, había confirmado que desde el 1°de septiembre empezaría la reactivación paulatina del aeropuerto con una ruta nacional, la administración anunció la apertura de tres rutas de ida y vuelta: a Cartagena, San Andrés y Leticia. Además, cada tres semanas se evaluará la posibilidad de entrada de nuevas rutas. Este proyecto tiene un límite del 10 % de la operación normal de la terminal aérea, que se traduce en la movilización de máximo 10 mil pasajeros al día, de los 100 mil que movía normalmente.

Este plan coincide con el anuncio que se hizo en la mañana de este jueves sobre la reactivación, también gradual, de la terminal de transporte, aunque esto no quiere decir que cualquiera podrá viajar. Según confirmó la gerente de la terminal, María Carmenza Espitia, solo podrán hacerlo quienes estén entre las excepciones planteadas por el decreto nacional. En este caso se aplicará una estrategia que contempla la venta de tiquetes exclusivamente a través de internet y una redisposición de los espacios y el mobiliario, para garantizar el distanciamiento entre los viajeros. Como en El Dorado, la terminal también habilitará baterías para desinfección y lavado de manos, y tendrá dispositivos para medir la temperatura de hasta 30 personas en simultáneo.

A estos se sumarán los planes para los restaurantes a cielo abierto, el acceso a parques y la habilitación de algunas ciclovías. Aunque estos se tenían previstos para finales de agosto, debido a la nueva cuarentena que abarca varias de las localidades donde se iban a poner en marcha, se aplazarán hasta las primeras semanas de septiembre. En el caso de restaurantes, se hará como estaba previsto: establecimientos que operarán a cielo abierto, incluso peatonalizando 100 calles, para ensayar cómo reactivar la gastronomía de manera biosegura

El modelo para las calles comerciales a cielo abierto se anunciará en dos semanas, y la idea es que cada sector sepa cómo puede trabajar, cuántas horas y días puede abrir, entre otros detalles, pues la idea es que sea un plan que dure no un par de semanas, sino tres o cuatro meses, pues la proyección es que el virus permanecerá en la ciudad hasta 2021. “Esta pandemia va a durar un año. Será un año más de usar tapabocas, un año más de tener distanciamiento, un año más de lavarnos las manos con frecuencia”, manifestó la alcaldesa.

Después estarán planes con la ciclovía, que no será semanal en toda la ciudad, sino alternando sectores cada fin de semana; el acceso a parques metropolitanos, que tendrá el mismo esquema, y el de iglesias, que se definirá en septiembre.

Finalmente, como dato particular, y dependiendo del comportamiento de las cifras de contagio, próximamente se definirá un esquema en el que se propondrá una alternancia laboral, es decir, no permitir que todos salgan al tiempo a trabajar, sino bajo un esquema de días o semanas. La meta de la administración será tener una economía funcionando no al 100 %, sino en un porcentaje moderado, para tener la menor cantidad de gente transitando en las calles.

La intención, dicen desde el Palacio Liévano, será ir anunciando medidas intermedias el resto del año. Eso sí, siempre ligadas a las cifras de contagios, pues la prioridad será evitar el colapso del sistema de salud, que contará máximo con 2.000 camas UCI. Tras casi cinco meses en los que se aplicaron todas las estrategias a la mano para frenar la pandemia como la alerta amarilla, el simulacro de aislamiento, la cuarentena generalizada, las zonas de cuidado especial, la cuarentena por localidades y hasta el aislamiento de personas en riesgo, todo apunta a que, ahora sí, el plan es tratar de reactivar paulatinamente más sectores, con una advertencia: el virus es una amenaza que permanecerá en el ambiente por mucho tiempo.

Redacción Bogotá

Por Redacción Bogotá

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