Bus eléctrico articulado producido 100 % en Colombia.
Foto: GUSTAVO TORRIJOS
Las letanías del metal anuncian el comienzo del día. Chisporrotea la soldadura y un coro de martillos golpea el aire con la precisión de un reloj industrial. A las afueras de Bogotá, en el municipio de Cota, la fábrica de Marcopolo vibra como un organismo vivo: 1.300 personas, dos turnos, ocho horas, un mismo pulso. De allí han salido los buses que por décadas han movido la ciudad y buena parte del país. Pero hoy, entre el olor a pintura y la música grave de las prensas, algo distinto está naciendo: el primer bus articulado eléctrico...

Por Miguel Ángel Vivas Tróchez
Periodista egresado de la Universidad Externado de Colombia interesado en Economía, política y coyuntura internacional.juvenalurbino97 mvivas@elespectador.com
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