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Víctimas del Catatumbo en Bogotá, “no queremos la militarización del territorio”

Hablamos con los líderes del Catatumbo que permanencen en la Plaza de Bolívar a la espera de un diálogo con el Gobierno Nacional. Piden, entre otros puntos, que la militarización de la zona no sea la única salida.

Camilo Tovar Puentes

29 de enero de 2025 - 02:33 p. m.
120 líderes y lideresas sociales de la región del Catatumbo permanecen apostados en la Plaza de Bolívar desde el 28 de enero. Buscan hablar con el presidente Petro para buscar soluciones que contribuyan al desescalamiento del conflicto en sus territorios.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
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La crisis humanitaria que se vive en la región del Catatumbo (Norte de Santander) completa poco más de dos semanas, debido al escalamiento de las hostilidades armadas entre el Eln y las disidencias de las Farc. En consecuencia, las cifras de desplazamiento, homicidios y amenazas vienen creciendo, al punto de ser uno de los episodios más graves del conflicto en las últimas décadas en el país, el cual comenzó el 15 de enero, cuando asesinaron a tres miembros de una familia, en Tibú (entre ellos un bebé de nueve meses),

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Las cifras dan cuenta de la gravedad de la situación. De acuerdo con el más reciente boletín del Puesto de Mando Unificado (PMU) de la Gobernación de Norte de Santander, a la fecha se han reportado 41 asesinatos, entre quienes se encuentran 35 personas de la población civil (tres de ellos menores de edad), cuatro firmantes de paz y dos líderes sociales. No obstante, otras entidades hablan de que las víctimas mortales serían más de 80.

Dentro de los municipios más afectados están Tibú, con 21 homicidios; Teorama (14); el Tarra (4); Hacarí (1) y San Calixto con un (1) caso reportado. A eso se le suman casi 49.000 desplazados, que han llegado principalmente a Cúcuta (allí permanecen aproximadamente 21.300 personas), y aproximadamente 13.313 personas que optaron por llegar hasta la cabecera municipal del municipio de Tibú, en donde permanecen en albergues improvisados.

Bogotá

Con este desolador panorama a cuestas, marcado por la incertidumbre y la angustia por la suerte de sus seres queridos y de su comunidad, el pasado martes llegaron a Bogotá 120 líderes y lideresas sociales de la región del Catatumbo, con el único objetivo de ser escuchados por el presidente Gustavo Petro y buscar compromisos para encontrar una salida a la crisis humanitaria que están atravesando la región.

“Esto no se veía desde las épocas más sangrientas de las Farc y las Auc. Vivo en la vereda Guachimán, en Tibú, uno de los puntos más calientes del conflicto que estamos viviendo. Estos dos grupos colocaron a la población civil en medio del fuego cruzado y han caído muchos campesinos, varios de ellos conocidos. Por el miedo y la zozobra, líderes de todo el Catatumbo decidimos venir a la capital para alzar la voz; visibilizar lo que nos toca vivir, y exigirle al gobierno que se pongan en nuestros zapatos y realice acciones que de verdad sirvan”, sostiene, en diálogo con El Espectador, Nelson Carvajal, integrante de la comitiva que permanece en la Plaza de Bolívar

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El pasado 24 de diciembre, mientras Nelson celebraba la Navidad con su familia y amigos, hombres armados llegaron a su casa y obligaron a los asistentes a subirse a la volqueta que usan para mover los plátanos que cosechan y herramientas propias del trabajo en el campo. “Estas personas nos amenazaron y nos obligaron a subir a la volqueta a casi 50 personas. Nos llevaron hasta una vereda cercana, nos dejaron allá y nos dijeron que no podíamos regresar, porque ya seríamos declarados objetivos militares”, señala Nelson.

Quienes lo sacaron de la vereda se identificaron como miembros de la disidencia de las Farc y, además, como si no bastara con ser obligados a salir de sus tierras, el otro grupo que permanece en la zona, el Eln, también los amenazó por una supuesta cercanía con su grupo enemigo. “Quedamos en el medio. Ambos grupos han usado esa estrategia: señalar a una parte de la población como colaborador de algún bando para generar amenazas, luego desplazamientos y finalmente despojo de tierras, porque como es mi caso, y el de muchos otros, ya no podemos regresar y ese territorio pasa a ser ocupado por quienes tienen las armas y el poder. Es así de sencillo”, puntualiza.

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Es tal el temor por las amenazas, que para Nelson lo mejor que puede pasarle a su familia es salir, incluso ya no del departamento, sino del país. “No nos sentimos seguros prácticamente en ningún lado. Y mientras tanto, allá se siguen matando y, como siempre, los campesinos quedamos en la mitad. Por eso decidimos venir, para que en Bogotá se enteren y entiendan qué es lo que pasa en nuestra región”, resalta.

“En la Gabarra tenemos miedo”

En otra de las aristas que ha dejado este conflicto se encuentra Julio César Anave, residente y secretario de juventudes del corregimiento de La Gabarra. “Estaba fuera del territorio cuando todo empezó y, como a muchos, nos encontramos con la noticia de que no podíamos volver. ¿Por qué? Si bien en La Gabarra el conflicto no ha escalado tanto, el temor tiene que ver con la cantidad de líderes amenazados, así como con el temor de quedar en medio del fuego cruzado. Además, tenemos cortadas y cooptadas las vías de acceso por los grupos ilegales; la comida ya está empezando a escasear, y con los días la situación tiende a empeorar”, señala.

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Julio César representa a 62 comunidades, muchas de las cuales obtiene su sustento diario a través de cultivo de coca. “Para nadie es un secreto que la economía del Catatumbo se mueve a través de los cultivos ilícitos, actividad que mucha gente realiza, pero que muy poca comparte. Trabajamos en eso, porque no hay otra opción, pero es algo que nos ha cambiado la cultura, la manera de trabajar y entender la tierra y, sobre todo, nos ha traído muerte y conflicto”, señala

120 líderes y lideresas sociales de la región del Catatumbo permanecen apostados en la Plaza de Bolívar desde el 28 de enero. Buscan hablar con el presidente Petro para buscar soluciones que contribuyan al desescalamiento del conflicto en sus territorios.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

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Freddy Martínez

Freddy reside en la vereda Tierra Linda, en el municipio de Tibú, es campesino y vive en esa zona desde que nació y trabaja la tierra desde que tiene memoria. A diferencia de Nelson, quien también reside en Tibú, pero no puede regresar por las amenazas. Freddy debe regresar a una de las zonas en donde el conflicto más ha escalado, porque no tiene a dónde más acudir.

“Me vine con lo que tengo puesto y ya. No tengo ni $1.000 para un tinto. Pasamos la noche en el suelo, pues las cobijas y las colchonetas que nos dijeron que llegarían como ayudas, nunca llegaron. Este no es nuestro territorio, nosotros somos de clima caliente y estas amanecidas en este frío de acá nos han dejado a varios con líos de salud, pero lo importantes que poder decirle a la gente en Bogotá y al Gobierno Nacional que estamos cansados, de estar de luto, porque en nuestra región la guerra no para; los muertos aumentan a diario, y, como va la cosa hasta ahora, esto puede tender a empeorar, solo hemos recibido pañitos de agua”.

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Freddy lleva más de 20 días sin poder trabajar, su actividad económica depende de la siembra de yuca, plátano o papaya. “Yo debo regresarme a Tibú sí o sí, porque allá está mi trabajo, y si así estamos ahora, sin tener ni siquiera una colchoneta para dormir, imagínese qué puede pasar si pierdo el trabajo. Para muchos de nosotros no hay opción: o te quedas y miras cómo puedes resolver, o te vas sin nada y miras como volver a empezar, el problema es que en ese volver a empezar están miles de personas. No es nada fácil”, resalta.

No queremos la militarización de nuestro territorio

Desde las 8:00 a.m. de este miércoles 29 de enero, cuatro voceros, elegidos por los líderes que permanecen en la Plaza de Bolívar, permanecen reunidos con el alto gobierno, con el fin de encontrar salidas a la crisis. Julio César Anave, líder de juventudes y de comunidades rurales de La Gabarra , señala que las exigencias más urgentes del pliego de peticiones tienen que ver con el derecho que tienen los líderes y lideresas a ejercer su trabajo, sin ser perseguidos, amenazados o desplazados.

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120 líderes y lideresas sociales de la región del Catatumbo permanecen apostados en la Plaza de Bolívar desde el 28 de enero. Buscan hablar con el presidente Petro para buscar soluciones que contribuyan al desescalamiento del conflicto en sus territorios.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

“Los líderes sociales del Catatumbo estamos siendo asesinados frente a un país y esto no puede normalizarse. Además, buscamos garantías para que nuestros pueblos tengan una vida digna y en paz, para que el sonido de las balas deje de ser una constante y el miedo sea el que mande en nuestros territorios. El tema es la manera en que se van a establecer esas garantías”, resalta.

“Nosotros llevamos padeciendo un conflicto armado de años, que se haya recrudecido ahora... eso es otra cosa, pero en el Catatumbo el conflicto nunca ha dejado de existir. Entonces, el pedido es simple: no queremos la militarización del territorio, porque, a más armas, más violencia y más conflictos. Se ha demostrado que esa no es la solución. Años y años de lo mismo y el conflicto sigue. Además, la estigmatización de los campesinos sigue siendo un factor de riesgo y con la militarización, además de quedar en medio de los combates de la guerrilla, también podrían quedar en medio del fuego entre guerrillas y militares”, resalta.

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¿Qué hacer entonces? Para el líder juvenil, como su experiencia se lo ha mostrado, la solución real tiene que ver con inversión social, con la reducción del desempleo, con el apoyo al arte (que además le resta jóvenes a las filas de la violencia), el apoyo a la cultura, que además del apoyo a la agricultura y el desarrollo agrícola. “La gente que no conoce la situación del conflicto pide que envíen más tropas, pero cuando eso ha pasado la población civil es siempre la que históricamente lleva la peor parte. Claro, el Estado debe hacer presencia, pero la que necesitamos es la social, no la de las armas”, puntualiza Anave.

Entre tanto la situación continúa entre los pedidos de la comunidad para que se reactiven los diálogos con el Eln y mantener los avances que se han hecho en los diálogos con la disidencia comandada por Calarcá Córdoba. Al cierre de esta nota no se conocía el resultado de la reunión que los líderes del Catatumbo sostuvieron el alto gobierno. Sin embargo, se espera que de llegar a un acuerdo, los líderes regresarían de inmediato a Cúcuta y a algunas zonas del Catatumbo para apersonarse de la situación que continúan viviendo sus comunidades.

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