VIH en Bogotá: a frenar el estigma y el aumento de casos
Bogotá es la novena ciudad con mayor tasa de VIH en el país y la primera en recepción de migrantes VIH positivos. Las localidades con mayores cifras son Chapinero, La Candelaria y Santa Fe.
Valerie Cortés Villalba
El primer caso de VIH registrado en Colombia se notificó en 1983. Desde entonces, el Ministerio de Salud y Protección Social ha puesto en marcha programas de vigilancia epidemiológica. De igual forma, organizaciones como Red Somos, Liga Sida, Fundación Eudes, Fundación Procear, entre otras, han unido fuerzas para prevenir los riesgos asociados a las enfermedades de transmisión sexual y a luchar contra la estigmatización alrededor de la población con diagnóstico VIH positivo. A pesar de esta labor, en la capital las cifras vienen en aumento y su tasa supera el promedio nacional.
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El primer caso de VIH registrado en Colombia se notificó en 1983. Desde entonces, el Ministerio de Salud y Protección Social ha puesto en marcha programas de vigilancia epidemiológica. De igual forma, organizaciones como Red Somos, Liga Sida, Fundación Eudes, Fundación Procear, entre otras, han unido fuerzas para prevenir los riesgos asociados a las enfermedades de transmisión sexual y a luchar contra la estigmatización alrededor de la población con diagnóstico VIH positivo. A pesar de esta labor, en la capital las cifras vienen en aumento y su tasa supera el promedio nacional.
En el contexto nacional, según el Ministerio de Salud, en 2018 se contabilizaron 95.745 personas con VIH en el país, de las cuales 10.246 correspondían a nuevos diagnósticos. Adicionalmente, de los casos reportados a la CAC (Cuenta de Alto Costo del Ministerio de Salud y el Ministerio de Hacienda) la mayoría los pacientes fueron hombres (75,1% de los registros). La capital, por su parte, es la región en la que esta diferencia es más notable: de los 2.180 casos reportados de VIH en el último año, el 91% fueron varones ( 1.979) y el 9% mujeres (201).
Estas cifras han llevado a que la tasa de VIH/SIDA en el país esté en 27 casos por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, hay varias zonas que superan de este promedio como Quindío (49,8), Córdoba (43,9), Atlántico (41,4) y Bolívar (37,8) y Bogotá (31,7). Como dato particular, de los casos registrados al SIVIGILA a nivel nacional, 108 correspondían a personas oriundas del exterior. Venezuela aporta el 83,3% y la capital es la entidad territorial que reporta la mayor concentración, con el 32,4% de los casos.
Al analizar los datos epidemológicos del Ministerio de Salud, se pueden conocer algunas particularidades como que la transmisión sexual es el mecanismo más frecuente (86,8%); en el 11% se desconoce y en un 1,5% se trata de transmisión materno-infantil. Además, según cifras del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (SIVIGILA) encontró que el 56,3% de los casos notificados de VIH/SIDA se dieron por relaciones heterosexuales, el 36,7% homosexuales y el 6,0% bisexuales. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los grupos poblacionales clave con especial susceptibilidad a contraer VIH son los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH) y sus parejas sentimentales; las mujeres transgénero, y los hombres homosexuales.
Bogotá, tarea pendiente
En el contexto local, la situación viene generando preocupación. Según el Observatorio de Salud de Bogotá, en los últimos siete años los casos de VIH vienen en aumento. En el 2012 la tasa de incidencia era de 17,8 y para el 2018, llegó a 41,40. A nivel local, en el último año, las localidades que presentaron mayores tasas de incidencia fueron Chapinero (175,1), Candelaria (121,4) y Santa Fe (107,6). Estas tres localidades también fueron las más afectadas en 2016 y 2017 .
Si bien, una función de las alcaldías locales es colaborar en la implementación de programas establecidos por las entidades distritales (como la Secretaría de Salud), al preguntarle sobre la incidencia de VIH en la localidad de Chapinero, el alcalde local Hernando José Quintero, afirmó que el asunto no es de su jurisdicción y tampoco contempla líneas (ni de acción o prevención) en el plan de desarrollo local.
Para interpretar este fenómeno es necesario tomar en cuenta diferentes aristas. Por ejemplo, el Distrito viene implementando acciones continuas para eliminar las barreras de acceso al diagnóstico. Lo anterior ha permitido incrementar del 2017 al 2018 hasta en un 80% las pruebas voluntarias, especialmente en poblaciones de mayor vulnerabilidad. Esto quiere decir que, al tener mayor acceso al diagnóstico, lo más probable es que se aumenten los casos identificados.
De acuerdo a Frank Camargo, profesional de salud experto en el tratamiento a personas con VIH, la ruta de atención a las personas que son VIH positivo en la capital inicia con los exámenes de diagnóstico, la confirmación y el ingreso al programa especial de Cuentas de Alto Costo.Las EPS deben garantizar que los pacientes sean afiliados al programa; este procedimiento debe ser notificado obligatoriamente al SIVIGILA y a la Secretaría de Salud.
El tratamiento dependerá de su estado de salud. Generalmente un paciente diagnosticado como VIH positivo inicia su tratamiento con antirretrovirales, que son medicamentos que inhiben y controlan la ventana del virus. Adicionalmente, según su avance, tienen acceso a controles mensuales y bimestrales, al igual que a consultas psicológicas y psiquiátricas.
Frente a este tema, es imprescindible, según Camargo, que los pacientes sean consistentes en su tratamiento, de lo contratrio el virus mutará y será necesario buscar procedimientos más agresivos. A mediano plazo, la aspiración del Distrito, una vez exista un registro de diagnóstico completo, es reducir al mínimo los casos de nuevos casos de transmisión.
De esta forma, se aspira a cumplir el programa 90-90-90 del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) que establece como objetivos para el 2020 que el 90% de las personas que viven con VIH conozcan su diagnóstico; 90% de las personas diagnosticadas con el VIH reciban terapia antirretrovírica, y 90% de las personas que reciben terapia antirretrovírica tengan supresión viral.
Una de las dificultades para lograr estas metas, según Miguel Barriga, representante de la organización Red Somos, es el estigma y la dicriminación sobre el VIH/SIDA. "Al asociar el VIH con muerte o contagio, las personas prefieren no saber. Adicionalmente, hay exclusión social y familiar en el contexto de las personas con VIH positivo. A pesar de que hemos avanzado como sociedad, todavía se expresan los prejuicios y la desinformación sobre la enfermedad".
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