El Espectador tuvo acceso a un cruce de comunicaciones entre el IDIGER y Ocesa, previo al concierto.
Foto: Ocesa
Lo peor que podía pasarle al recien inaugurado escenario itinerante, Vive Claro, sucedió: tuvo que cancelar su segundo gran concierto (Kendrick Lamar). Todo comenzó el sábado, justo antes del inicio del evento y con miles de personas que esperaban afuera, cuando se anunció la cancelación del espectáculo. En reuniones de última hora, ese día el Idiger notificó que negaba el permiso, porque los documentos estaban incompletos.
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Por Juan Camilo Parra
Periodista egresado de la Universidad Externado de colombia con experiencia en cubrimiento de orden público en Bogotá.jparra@elespectador.com
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