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¿Y las otras vacunas?

Las condiciones de la pandemia incidieron en la reducción del porcentaje de la vacunación regular en menores de cinco años. Expertos señalan que es responsabilidad de EPS y de la Secretaría de Salud atender el problema, para evitar brotes de otras enfermedades.

Mónica Rivera Rueda

27 de marzo de 2021 - 07:00 p. m.
Vacunación personas mayores contra el Covid-19
Foto: Jose Vargas Esguerra
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La atención está volcada a la aplicación de vacunas contra el COVID-19 en el país. En el caso de Bogotá, ya se aplicó la primera dosis a por lo menos el 80 % de los mayores de 80 años y esta semana comenzó el proceso en la segunda fase. Y si bien este marcha a la par de la capacidad de la ciudad y de las dosis entregadas por el Gobierno Nacional, poco se menciona el proceso paralelo: el esquema de vacunación regular para las otras enfermedades.

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Sobre el tema se ha hablado desde el principio de la pandemia. Al respecto, Herietta Fore, directora ejecutiva de Unicef, alertó que el COVID-19 “ha convertido la vacunación rutinaria en un desafío desalentador”, por lo que indicaba que no se debía generar mayor impacto en la cobertura de los esquemas de inmunización, “de lo contrario existe el riesgo de intercambiar una crisis por otra”.

En Bogotá, las cifras no eran alentadoras desde antes de la pandemia. Para considerar que hay una cobertura útil en la vacunación, esta debe ubicarse por encima del 90 %. Y a pesar de que en las cifras de 2019 se evidencia un aumento en esta meta, un panorama general demuestra que los porcentajes vienen reduciéndose desde 2016, por lo menos en los casos de la vacuna pentavalente, que protege contra la difteria, tos ferina, tétanos, haemophilus influenza tipo b y hepatitis B, así como la vacuna triple viral en menores de un año, que se aplica contra sarampión, rubéola y parotiditis.

En pandemia el descenso se profundizó, y en el caso de estas dos vacunas no se superó la cobertura del 85 %, de acuerdo con cifras preliminares de 2020, mientras que en algunas localidades como Tunjuelito, La Candelaria y Los Mártires las cifras están por debajo de este promedio.

Para Diego Rosselli, investigador de salud pública de la Universidad Javeriana, se debe tener en cuenta que este es un fenómeno global y que se ha visto en todos los servicios de salud. “Por ejemplo, en la clínica San Ignacio evidenciamos un descenso significativo en las cirugías estéticas, pero también en las intervenciones mayores como las de válvula de corazón, por el temor de los pacientes y hasta de los mismos cirujanos. Esta pandemia no solo dejará consecuencias directas en los infectados, sino también en la población por el encerramiento, que incluye problemas de salud mental, como en todo lo que se dejó de atender”.

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Otras incidencias para Ómar Oróstegui, director de Futuros Urbanos, están relacionadas con las dinámicas de la pandemia. “El temor a acudir a los centros de salud hizo que los padres no llevaran a sus hijos a vacunar y la administración tampoco insistió en el tema. Lo otro que genera presión es que en los colegios piden completar los esquemas de vacunación, pero como han cambiado las dinámicas, entonces los papás se han desentendido de eso”.

Al respecto, María Luisa Latorre, experta en salud pública y médica de la Fundación Corpas, cree que detrás hay otros factores relacionados con la medición, como la disminución en la tasa de fecundidad, por la que hace unos años se tuvo que cambiar el cálculo y que también se vio afectado por la pandemia. “El porcentaje de niños a vacunar se obtiene de calcular las proyecciones de población, pero cuando hay menos nacimientos y no tantos niños, como se esperaba en la meta, el alcance va a ser bajito”.

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Sumado a esto, agrega que no se deben dejar de lado temas como la migración de venezolanos. “Hay muchos niños sin vacunas que finalmente ingresan a la lista de los no vacunados y reducen las coberturas, por eso hay que garantizar su acceso a la salud”, dijo Latorre.

Los riesgos son varios. Antes de la pandemia ya se había presentado un brote de sarampión, por lo que el temor para los expertos es que haya nuevos casos, por ejemplo de rubéola, paperas o de otras enfermedades infecciosas que ya se consideraban casi erradicadas, como el sarampión, y en circunstancias más graves la tos ferina y la difteria. Sobre esto, Latorre considera que la ciudad está en capacidad de responder, teniendo en cuenta que se capacitó a personal adicional para adelantar el plan de vacunación contra el COVID-19. Algo similar opina Rosselli, para quien es necesario prestar atención a poblaciones más vulnerables y con precarios esquemas, como La Guajira y Guainía.

Pero para Luis Jorge Hernández, experto en salud pública de la Universidad de los Andes, aquí es importante que entren la Secretaría de Salud y las EPS a garantizar esta cobertura que ya se ha visto afectada, tanto por el aislamiento como por la imposibilidad de realizar jornadas masivas de vacunación regular.

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Mientras el Distrito señala que esto es responsabilidad de las EPS con sus afiliados, Gustavo Morales, presidente de Acemi (Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral), asegura que las IPS cuentan con la aplicación gratuita de los 21 biológicos que protegen contra 26 enfermedades, por lo que el reto está en fortalecer la demanda, por eso han hecho campañas internas así como prepara una para promover la vacuna contra el virus del Papiloma Humano, después de Semana Santa.

“Nosotros desde que se levantó la cuarentena total, a mediados del año pasado, hicimos una campaña con las EPS para divulgar entre los afiliados para que la gente volviera. Nuestro principal interés es que se vacune, hemos hecho esfuerzos y vamos a lanzar una estrategia para la semana de pascua”, dijo Morales.

Si bien esto representa un avance, el desafío sigue estando en garantizar una alta cobertura, pues en medio de la crisis se debe prever este tipo de eventualidad, más cuando la ciudad cuenta con la capacidad para solventarla.

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Por Mónica Rivera Rueda

Periodista de planeación, hábitat, salud y educación. Estudiante de la maestría de análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos.@Yomonrivermrivera@elespectador.com
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