El año pasado también murió por coronavirus el “General Sandúa”, amigo de "fray Ñero" y otro de los líderes de los habitantes de calle. / Archivo Particular
La muerte de fray Gabriel Gutiérrez, el sacerdote que dedicó los últimos años de vida a asistir a la población callejera de Bogotá, todavía arruga los corazones no solo de sus allegados, sino de los sintecho, vendedores informales, trabajadoras sexuales y todos aquellos inquilinos de las azarosas calles capitalinas, con quienes alguna vez se cruzó y quienes, por su labor, lo rebautizaron como Fray Ñero.
Por Felipe García Altamar
Bogotano. Periodista de Uninpahu. Vinculado a El Espectador desde 2014. fgarcia@elespectador.com
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