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Uno de los mayores retos para el futuro de los viajes espaciales está en desarrollar una fuente sostenible de comida para alimentar a los astronautas.
Mantener una reserva de provisiones en la nave es costoso, puesto que ocupa demasiado espacio y su peso implica un gasto mayor de combustible, mientras que cultivar la comida en el espacio mediante la agricultura hidropónica puede ser lento y complejo.
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Por esta razón, un grupo de investigadores de la Universidad de Pensilvania elaboró un método eficaz que descompone los desechos humanos, como la orina y el excremento, y a partir de ellos fabricar una biomasa capaz de nutrir los estómagos de los exploradores del cosmos.
El estudio, publicado en la revista especializada Life Sciences in Space Research, podría convertirse en una solución útil en el futuro.
Para desarrollar esta tecnología, el proyecto está financiado por la NASA. El prototipo consiste en un cilindro de un poco más de un metro de largo en el que ciertos microorganismos descomponen los desechos mediante la digestión anaeróbica, un proceso similar al que se da en el tracto digestivo humano.
Otros microorganismos se encargan de absorber el metano, los patógenos y virus con el fin de reducir la posibilidad de enfermedades.
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A partir de este procedimiento, se pueden extraer los nutrientes digeridos y convertirlos en una especie de alimento, compuesto por un 52% de proteínas y un 36% de grasas.
En solo 13 horas, los científicos lograron procesar entre el 49% y 59% de los excrementos, lo cual indica que esta técnica es “más rápida que cultuvar tomates o papas”, como lo indicó Christopher House, profesor de geociencias en la Universidad de Pensilvania, a la BBC.
Otras investigaciones se llevarán a cabo para definir la funcionalidad de este sistema en el espacio.