Los ecologistas evolutivos Raymond Huey, de la Universidad de Washington, y Donald Miles, de la Universidad de Ohio, han pasado sus carreras aprendiendo cómo el entorno físico, como la temperatura, influye en el comportamiento y otros aspectos de la vida de los animales.
Sin embargo, hace poco hicieron otra pregunta científica: si el entorno podría influir en un comportamiento exclusivamente humano de nombrar a un bebé. Como resultado, publicaron un amplio estudio en a revista Evolutionary Human Sciences. (Le puede interesar Primer módulo de aterrizaje comercial, muy cerca de llegar a la Luna)
Para realizar el estudio, recurrieron a una base de datos pública de la Administración del Seguro Social de EE. UU. que enumera, por año y estado de nacimiento, los nombres de todos los bebés y la cantidad de veces que se usó cada nombre. Por ejemplo, encontraron que Huey y Miles tenían 350 millones de nombres desde 1910 hasta 2021 para su análisis.
Lo que más sorprendió a los investigadores y a otros científicos que revisaron la publicación, fue la relación de algunos nombres con el clima. Por ejemplo, el nombre April era más popular en el norte que en el sur en Estados Unidos en las décadas de 1960 y 2000. La razón, según Huey y Miles, es que en estados como Alabama y Texas (sur), la última helada llega a mediados o finales de marzo, mientras que Massachusetts y Nueva York (norte) experimentan heladas hasta mayo o más tarde.
Sin embargo, los investigadores advierten que los nombres de penden de los auges o caídas de popularidad por canciones o artistas. Durante la segunda mitad del siglo XX, por ejemplo, la banda de folk Simon & Garfunkel lanzó una canción popular llamada April Come She Will, explican los investigadores. (Le puede interesar La botánica que le ayuda a Colombia a conocer su gran diversidad de helechos)
Pero para comprobar su teoría, Huey y Miles descubrieron otra conexión entre las estaciones y el nombre Otoño. El año pasado, ese nombre fue el 66° más popular en los Estados Unidos para niñas, especialmente en lugares con muchos árboles de hoja caduca y su particular follaje de otoño. Ese es un “hallazgo algo inesperado pero encantador”, explicó a la revista Science Ruth Mace, antropóloga evolutiva del University College London (UCL).
Además, para examinar los nombres de las temporadas de manera más amplia, el dúo analizó bases de datos de otras partes del mundo de habla. Al igual que en los Estados Unidos, en Canadá, Otoño es el nombre de estación más común. Pero en el norte de Europa, Australia y Nueva Zelanda, donde el otoño es menos dramático, verano es más popular. (Le puede interesar La primera comida cocinada del mundo revela lo que preparaban los neandertales)
Aunque el resultado puede parecer “un pequeño hecho divertido sobre el comportamiento humano, muestra cuán profundamente la biología impregna todas las actividades de los humanos modernos”, dijo a Science James Brown, ecologista de la Universidad de Nuevo México, Albuquerque.
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