
Un esqueleto de mamut en el instituto de investigación y museo de historia natural de Leiden.
Foto: Ilvy Njiokiktjien
Tras rebuscar toda la mañana en una playa del puerto de Róterdam, Países Bajos, un ingeniero neerlandés jubilado, Cock van den Berg, había encontrado por fin algo interesante: una roca negra pulida del tamaño de una bellota con dos perforaciones, como los agujeros de los dedos en una bola de bolos.
La sostuvo en la palma de la mano para mostrársela a Dick Mol, un experto en fósiles de la Edad de Hielo.
“¿Qué te parece?”, preguntó. “¿Es un diente de mamut?”.
Mol lo examinó durante unos 30 segundos y decidió que no lo era. Era un molar de un...
Por Nina Siegal / The New York Times
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