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Sentinel-1D, un satélite de observación terrestre parte del programa Copernicus, impulsado por la Agencia Europea Espacial y la Comisión Europea, acaba de enviar sus primeras imágenes de alta resolución. Y son espectaculares.
Los glaciares de la Antártida, el extremo sur de Sudamérica y hasta la ciudad de Bremen, en el norte de Alemania, aparecen con nitidez en estas nuevas imágenes de radar. La misión, lanzada el 4 de noviembre a bordo de un Ariane 6 desde el Puerto Espacial Europeo en la Guayana Francesa, comenzó a operar apenas llegó a órbita. Tras el despliegue y la activación de sus sistemas —entre ellos un radar de apertura sintética (SAR) de 12 metros de longitud—, el satélite capturó sus primeras observaciones apenas dos días después del despegue, durante un sobrevuelo por la Antártida y Sudamérica. En la noche del 6 de noviembre (hora europea), el satélite obtuvo sus primeras imágenes sobre la Península Antártica, Tierra del Fuego y el glaciar Thwaites. Unas seis horas después, en la mañana del 7 de noviembre, Sentinel-1D volvió a demostrar su capacidad al capturar imágenes sobre Bremen, en Alemania. Los datos fueron transmitidos a la estación de Matera, en Italia.
Todo esto ocurrió dentro de las primeras 50 horas tras el lanzamiento, un tiempo que la Agencia Espacial Europea considera récord y que podría ser el intervalo más corto registrado entre el despegue y la entrega de datos para un satélite de observación de la Tierra equipado con radar. (Los científicos confirman que en Marte se producen rayos).
Según Nuno Miranda, director de la misión Sentinel-1 de la ESA, las imágenes presentan una calidad de datos sin precedentes para una adquisición de primera luz.
Los satélites equipados con radar tienen una ventaja clave: pueden “ver” la superficie de la Tierra aunque haya nubes, nieve, lluvia o sea de noche. A diferencia de los sensores ópticos, que dependen de la luz solar y del cielo despejado, el radar atraviesa las nubes y funciona en cualquier condición climática. Esto los convierte en herramientas ideales para monitorear regiones polares, donde el clima es extremo y la oscuridad puede durar meses.
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En una de las imágenes publicadas, la Península Antártica, que forma parte de la península más grande de la Antártida Occidental, sobresale. La ESA la define como una capa de hielo que reposa sobre una cadena de islas rocosas y su extremo se encuentra a tan solo 1000 km del extremo sur de Sudamérica. La capa de hielo de la Península Antártica es una de las más pequeñas de la Antártida, pero quizás la más vulnerable al cambio climático, ya que sus glaciares son pequeños y se encuentran en una región de rápido calentamiento.
En otra de las imágenes, aparece Tierra del Fuego, un archipiélago situado en el extremo sur del continente sudamericano. Abarca territorio tanto en Argentina al este como en Chile al oeste, y está separado del continente por el estrecho de Magallanes. El punto más meridional de Tierra del Fuego es el Cabo de Hornos. “Los brillantes y contrastantes colores de esta imagen se crean mediante el uso de múltiples tipos de ondas de radar, conocidas como polarizaciones. En esta imagen, el océano y los picos nevados se muestran en tonos azules, mientras que la tierra aparece amarilla”, señala la Agencia Espacial Europea.
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El glaciar Thwaites y el glaciar vecino Pine Island también aparecen en las imágenes. Ambos están ubicados en el sector occidental de la Antártida, en la región del mar de Amundsen, una de las zonas más sensibles al calentamiento oceánico. Los dos glaciares son altamente vulnerables al cambio climático: Thwaites, en particular, es considerado uno de los más inestables del continente y enfrenta un riesgo de retroceso acelerado.
La publicación de estas imágenes coincidió con la 30.ª reunión de la Conferencia de las Partes (COP30), en la que se discutieron los efectos del cambio climático y las medidas necesarias para mitigarlos. El Informe sobre el Estado del Clima de la Organización Meteorológica Mundial para la COP30 señaló que, entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, los glaciares registraron su mayor pérdida de hielo desde 1950, equivalente a un aumento global del nivel medio del mar de 1,2 mm. El documento señaló que la extensión del hielo marino antártico alcanzó el 24 de febrero de 2025 su tercer nivel más bajo desde el inicio de los registros satelitales en 1978, después del mínimo histórico de 2023.
“Me complace enormemente ver estos resultados de Sentinel-1D. Realmente pone de relieve los datos que recibimos de nuestras innovadoras misiones: son datos de los que dependemos como sociedad para continuar debatiendo y actuando sobre el cambio climático, y también datos que necesitamos en aplicaciones para comprender y estudiar nuestro planeta”, declaró Simonetta Cheli, directora de los Programas de Observación de la Tierra de la ESA. (Puede ver: La ciencia de las regalías para la ciencia).
El director del proyecto Sentinel-1 de la ESA, Ramón Torres, agregó: “Presentar las primeras imágenes de Sentinel-1D es un hito increíblemente emotivo para todos nosotros. La sensación de asombro y satisfacción va más allá de la emoción del despegue, porque ver esas impresionantes imágenes del instrumento SAR da vida a nuestro arduo trabajo. No son solo fotografías: son la prueba de que nuestra visión se ha hecho realidad y subrayan la vanguardia de esta misión. El hecho de que estas impresionantes imágenes también confirmen el buen estado y el funcionamiento impecable del satélite nos llena de alivio y alegría. Y haber logrado todo esto en un tiempo sorprendentemente corto, tan solo dos días después del lanzamiento, hace que este momento sea aún más inolvidable”.
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