En los últimos años, la ciencia ha avanzado mucho en la creación de mapas detallados del cerebro de mamíferos, especialmente del sistema nervioso central (como el cerebro y la médula espinal). Sin embargo, mapear con el mismo nivel de detalle el sistema nervioso periférico (todos los nervios que se ramifican fuera del cerebro y la médula para llegar al resto del cuerpo) ha sido mucho más difícil. Esto se debe a que el cuerpo de un mamífero, como el de un ratón, es muy grande y complejo, con tejidos muy diferentes entre sí.
En una nueva investigación publicada en la revista científica Cell, un grupo de investigadores presenta una opción para superar algunos de esos obstáculos. El equipo desarrolló un sistema muy rápido y preciso que combina diferentes tecnologías para obtener imágenes de todo el cuerpo de un ratón adulto en tan solo 40 horas, con una resolución lo suficientemente buena para ver incluso los nervios más finos.
Pero para que todo esto funcionara, el cuerpo del ratón debía estar preparado. Usaron un método llamado ARCHmap, que deja el cuerpo casi transparente sin perder la señal de los marcadores (como los anticuerpos o proteínas fluorescentes que permiten “ver” los nervios). Además, lograron mantener el tamaño y la forma del cuerpo casi sin alteraciones, lo que es clave para reconstruir las imágenes con precisión. También exploraron la posibilidad de aplicar esta técnica a otros métodos de aclaramiento con disolventes, que hacen que el tejido sea más duro pero menos deformable, lo cual facilitaría los cortes.
Uno de los logros más impresionantes fue poder ver con claridad tanto la estructura general del sistema nervioso periférico como detalles muy pequeños que antes no se podían observar. Por ejemplo, descubrieron que los nervios simpáticos, que suelen formar redes alrededor de los vasos sanguíneos, siguen este patrón no solo en ciertas zonas como se pensaba, sino en casi todo el cuerpo: en la cabeza, el cuello, el torso, las extremidades y la mayoría de los órganos internos. Solo el estómago y el intestino mostraron un patrón diferente. Estos hallazgos podrían tener aplicaciones prácticas en medicina, por ejemplo, en procedimientos que estimulan o bloquean nervios para tratar el dolor o la hipertensión.
El sistema también permite seguir el recorrido de fibras nerviosas individuales. Esto significa que se pueden rastrear con exactitud los caminos que siguen ciertas neuronas, por ejemplo, las motoras (que van a los músculos) o las sensoriales (que recogen información del entorno). En el caso del nervio vago —que conecta el cerebro con varios órganos internos— descubrieron que las fibras tienden a seguir una ruta directa y no se ramifican antes de llegar a su destino, lo que sugiere una organización más específica y ordenada de lo que se pensaba.
Este enfoque no solo permite ver estructuras, se lee en la investigación, sino que también abre la puerta a entender cómo se conectan y se comunican distintos tipos de células y tejidos. Gracias a herramientas genéticas y anticuerpos específicos se pueden estudiar diferentes tipos de nervios y sus relaciones con otros órganos. Esto. dicen los autores, no solo es útil para la neurociencia, sino también para la biología del desarrollo, la anatomía comparada entre especies, e incluso para investigar enfermedades humanas.
Sin embargo, el método también tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, no puede usar los lentes más potentes debido al diseño del sistema, lo que afecta un poco la resolución lateral de las imágenes. Además, aunque permite ver el cuerpo completo con mucho detalle, si se quiere observar zonas muy específicas con más precisión aún, es necesario aplicar otros métodos más lentos, como la microscopía confocal. También se podrían explorarse soluciones computacionales, como el uso de inteligencia artificial, para mejorar la calidad de las imágenes sin tener que volver a tomar nuevas fotos, dicen los autores.
Finalmente, en ciertas partes del cuerpo con mucha grasa, se lee en el estudio, la técnica todavía tiene problemas para aclarar bien el tejido, lo que causa zonas borrosas. Para solucionarlo, los investigadores proponen mejorar los procesos de eliminación de lípidos o adaptar técnicas con disolventes si no afectan otras estructuras importantes. También encontraron que es difícil volver a teñir los tejidos una vez cortados, algo que podría mejorarse en el futuro para hacer esta tecnología aún más versátil y poderosa.
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