
El IceCube, un observatorio en el suelo antártico, es el detector de neutrinos más grande del mundo. / Sven Lidstrom, IceCube - NSF
Si las medidas de contención del brote de COVID-19 lo hacen sentir tan aislado como un astronauta, apenas atado al mundo por el cordón umbilical de una pantalla, a lo mejor le puede reconfortar saber que en este momento hay humanos que continúan con sus labores en la desolación del Polo Sur. Es abril, y para los 42 habitantes de la Estación Amundsen-Scott no hay amanecer ni atardecer. En una continua noche, solamente los acompañan la Luna y el brillo rojizo del Sol bajo el horizonte, que desaparecerá en unas semanas para dejar una profunda...
Por Juan Diego Soler
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