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“Los rayos tienen un impacto mayor en los bosques de lo que se pensaba”. Esta es la conclusión a la que llegó un grupo de científicos de la Universidad Técnica de Múnich (TUM), en Alemania, tras calcular, por primera vez, la influencia global de los rayos en los ecosistemas forestales.
De acuerdo con los investigadores, liderados por el geógrafo Andreas Krause e investigador de la TMU, los daños causados por los rayos en los bosques suelen ser difíciles de detectar y se han estudiado de manera sistemática en muy pocos lugares.
Esta limitación dejaba sin respuesta clara una pregunta en apariencia sencilla: ¿cuántos árboles mueren cada año en todo el mundo debido a daños directos relacionados con los rayos?
Con esta inquietud en mente, cuatro científicos de la TMU optaron por un enfoque matemático y ampliaron un modelo de vegetación global ampliamente utilizado integrando datos observacionales y patrones globales de rayos. Tras adelantar varios análisis, obtuvieron una primera respuesta. Su investigación fue publicada recientemente en la revista académica Global Change Biology.
“Ahora no solo podemos estimar cuántos árboles mueren cada año a causa de los rayos, sino también identificar las regiones más afectadas y evaluar las implicaciones para el almacenamiento global de carbono y la estructura forestal”, señaló Krause.
¿Cuántos árboles mueren cada año por los rayos que caen?
De acuerdo con las estimaciones de los científicos, los rayos matan alrededor de 320 millones de árboles al año. Esto, para hacerse a una idea, representa entre el 2,1 y el 2,9 % de toda la pérdida de biomasa vegetal anual.
Para intentar estimar los impactos de este fenómeno, los investigadores calculan que la descomposición de esta biomasa emite entre 770 y 1.090 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO₂) al año. Esta cifra es cercana a las aproximadamente 1.260 millones de toneladas de CO₂ que se liberan anualmente por la combustión de plantas vivas en los incendios forestales.
En este punto, los investigadores hacen una aclaración: las emisiones totales de CO₂ de los incendios forestales son sustancialmente más elevadas. En concreto, se estima que alrededor de 5.850 millones de toneladas de CO₂ se emitan al año, pues también incluye la quema de madera muerta y material orgánico del suelo.
Volviendo a los cálculos, los científicos advierten que la mayoría de los modelos climáticos prevén un aumento de la frecuencia de los rayos en las próximas décadas, “por lo que vale la pena prestar más atención a esta perturbación, que en gran medida se pasa por alto”.
“Actualmente, la mortalidad de los árboles provocada por los rayos es mayor en las regiones tropicales. Sin embargo, los modelos sugieren que la frecuencia de los rayos aumentará principalmente en las regiones de latitudes medias y altas, lo que significa que la mortalidad por rayos también podría cobrar mayor relevancia en los bosques templados y boreales”, concluyó el líder del estudio.
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