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En junio de 2024, en el marco de la misión espacial Chang’e-6, China se convirtió en el primer país en recoger y traer a la Tierra muestras del lado oculto de la Luna. Como hemos contado en El Espectador, con base en los primeros análisis de los casi dos kilogramos de material recolectado, los científicos pudieron identificar que, hace miles de millones de años, en la Luna hubo una constante actividad volcánica, antes de ser el entorno “inerte” que vemos hoy.
Tras el éxito de la misión, ahora China se propone recoger muestras del asteroide (469219) cercano a la Tierra, llamado Kamo’oalewa, y el cual es uno de los siete que hacen parte del grupo de cuasi-satélites de nuestro planeta. Por medio de la misión Tianwen-2, que se lanzará a finales de este mes de mayo, China aspira corroborar algunas hipótesis que se tienen sobre el asteroide, como que podría ser el primero compuesto por materia lunar.
En 2016, el telescopio Pan-STARRS1, en Hawái (Estados Unidos), descubrió Kamo’oalewa. Hasta el momento, sobre el asteroide se sabe que su gravedad es cercana a cero y se desplaza en una órbita solar elíptica. Según dijeron a la revista Science los astrónomos Li Chunlai y Liu Jianjun, de los Observatorios Astronómicos Nacionales de China, esta órbita particular, sumada al origen desconocido del asteroide, lo hacen “sumamente valioso para la exploración científica”.
Tianwen-2 será la cuarta misión en el mundo cuyo objetivo es recolectar muestras de asteroides, después de las dos sondas Hayabusa de Japón y la misión OSIRIS-REx de la NASA, de Estados Unidos. El reto, en esta ocasión, es que Kamo’oalewa es muy pequeño, pues mide de 40 a 100 metros de diámetro, casi lo mismo que una cancha estándar de fútbol. El asteroide, además, rota cada 28 minutos, mucho más rápido que los asteroides explorados hasta ahora.
Las misiones anteriores utilizaron una técnica de “toque y despegue”, en la que la nave se acercaba a la superficie y un brazo robótico se encargaba de reunir las muestras, empujándolas hacia una cámara de recolección. Tianwen-2 usará el brazo, además, para sondear la superficie y luego desplegará un artefacto con un par de cepillos que barrerán los fragmentos, además de un gas que los impulsará hacia un contenedor. La nave también intentará aplicar la técnica de “anclaje y fijación”, en la que buscaría aterrizar en el cuerpo interplanetario y sujetarse a él, dependiendo de las condiciones del suelo.
Sin embargo, la misión no terminaría allí. Tianwen-2 tendría como próximo destino el cometa 311P/PANSTARRS, que se ubica entre Marte y Júpiter. La nave llegaría allí siete años después para analizar el cometa y buscar pistas sobre la evolución del sistema solar. Por ahora, “la sonda ha sido transportada a su zona de lanzamiento, después de completar su ensamblaje, pruebas y abastecimiento de combustible programados en el área técnica del Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang, en la provincia de Sichuan, suroeste de China”, confirmó la Administración Nacional del Espacio de China.
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