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En mayo de 2022, dos criptomonedas —Terra USD y LUNA— sufrieron un colapso catastrófico que llevaron a que se esfumaran 3.500 millones de dólares en cuestión de horas. Lo particular de estas dos criptodivisas es que hacían parte de un grupo conocido como stablecoins, diseñadas para mantener un valor estable y que suele estar vinculado a una moneda fiduciaria, como el dólar estadounidense.
Ahora, casi tres años después de uno de los colapsos más dramáticos del mundo de las criptomonedas, un grupo de investigadores de la Queen Mary University de Londres, encontró los mecanismos que llevaron a la multimillonaria pérdida. Lo hicieron a través de las matemáticas. Los resultados de su trabajo fueron publicados recientemente en la revista académica ACM Transactions on the Web.
El equipo, liderado por el profesor Richard Clegg, utilizó técnicas matemáticas avanzadas y software de vanguardia para adelantar la investigación. También emplearon un análisis gráfico temporal multicapa. Esto les sirvió para examinar sistemas complejos e interconectados (como el de las criptomonedas) a lo largo del tiempo.
Gracias a este análisis, los investigadores pudieran trazar un mapa entre distintas criptomonedas que se negocian en la plataforma de Ethereum. Sus resultados arrojan que las criptomonedas TerraUSD y LUNA fueron desestabilizadas por una serie de operaciones deliberadas a gran escala.
En otras palabras, los científicos encontraron “pruebas de un ataque coordinado de los comerciantes que estaban apostando contra el sistema, una práctica conocida como ‘cortocircuito’”, según explicaron a través de un comunicado de prensa.
“En los días previos al colapso, observamos pautas de negociación muy poco naturales. En lugar de la habitual dispersión de las transacciones entre cientos de operadores, vimos que un puñado de individuos controlaba casi todo el mercado. Estos patrones son la prueba irrefutable de un intento deliberado de desestabilizar el sistema”, explicó Clegg, quien también es el autor principal del estudio.
A los ojos de los científicos, este trabajo demuestra que, “aplicando técnicas matemáticas rigurosas”, se pueden descubrir pautas y comportamientos ocultos que rigen estos mercados, calificados por los investigadores como “el salvaje oeste de las finanzas”, debido a su baja supervisión y casi nula rendición de cuentas.
De acuerdo con Clegg, “no se trata solo de entender qué fue mal en el pasado, sino de construir un sistema financiero más seguro y transparente para el futuro”.
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